martes, 23 de abril de 2013

Dios: el aliado conquistador

Existe una reedición de este post en la nueva dirección de NaveDivultante (http://navedivulgante.wordpress.com)

       Hace casi un decenio gran parte de la población estuvo entusiasmada con un libro, no por las dotes literarias de su autor ni porque abordara un tema de actualidad, sino por su facilidad de redacción cual guion cinematográfico y por la fascinación que suele sentir la gente por la historia detrás de la historia, que llevaron a esa obra a convertirse en un best seller. Dan Brown consiguió con "El Código da Vinci", además de abrir vía comercial a otros muchos escritores del mismo género, que se pusieran en boca de muchos algunas teorías que llevaban décadas siendo investigadas por historiadores y arqueólogos bíblicos. Pero también pone de nuevo sobre la mesa el debate sobre teorías de la conspiración en las que la religión tiene un papel primordial para la manipulación de la gente.

       Ciertos detalles mencionados en esa novela, y en otras anteriores, hacen referencia a los estilos arquitectónicos. Cuando se nos dice que en iglesias de Inglaterra, Francia y Dinamarca, entre otros países, hay símbolos de una sociedad secreta que se enriqueció durante la Edad Media y cuyos fines se relacionaban con la defensa de Jerusalén, y que esos símbolos contienen motivos paganos, vemos muy atractiva la idea de una historia oculta que no se nos quiere contar, sobre todo si también sabemos que tal sociedad fue perseguida y aplastada posteriormente por la propia Iglesia. 

       Sin embargo, si leemos acerca de los masones descubrimos que eran comunidades de constructores y diseñadores, lo que ahora llamaríamos arquitectos, que ya existían en época de los egipcios. Los integrantes de las logias de constructores de la etapa cristiana de la historia europea con frecuencia viajaban, cuales estudiantes Erasmus para ampliar su formación, a una zona que por su ubicación geográfica ha destacado por el contacto entre diferentes culturas: Oriente Próximo. Por otro lado, la sociedad secreta en la que se centra "El Código da Vinci" es la de los templarios, una orden encargada de proteger a los peregrinos de toda Europa. En aquella época el mantenimiento de la cristiandad se basaba en medios bélicos; la zona de los Pirineos, al igual que Jerusalén, en conflicto con los musulmanes, y el norte de Europa, en conflicto con las tradiciones paganas de los pueblos del Báltico, fueron tres puntos importantes de acción; a esto hay que añadir que los templarios encontraron importantes benefactores en las coronas europeas, como la inglesa. Si se considera que los masones trabajaron continuamente en la construcción de iglesias y monasterios para los templarios, y que ambas organizaciones se originaron en Jerusalén, no sería de extrañar ni que haya iglesias templarias por toda Europa, ni que esas iglesias alberguen motivos paganos, surgidos por las influencias árabes, egipcias, semíticas y orientales.

       Pocos años después del éxito del citado libro, que interesó a muchos en el tema como parte de un proceso de adquisición de escepticismo, se extendió por internet uno de los estandartes de las teorías de la conspiración: "Zeitgeist". Este documental, dividido en tres bloques, empieza con una crítica a las tradiciones cristianas en base a sus orígenes en cultos anteriores, para dar paso a un análisis de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y a una presunta conspiración neoliberal de cara al futuro. Dejando a un lado los errores y los sucesos de dudosa vinculación, el director con seudónimo Peter Joseph estableció que las instituciones cristianas han conspirado de la mano de gobernantes y banqueros a lo largo de toda la historia occidental.

       Esta interpretación, como teoría conspirativa que es, contempla ámbitos de la sociedad que en principio no tendrían nada que ver. Efectivamente existe una vinculación entre los bancos y los Estados, y asimismo hay convenios entre los Estados y el Vaticano en materias de Educación y Hacienda Pública; pero considerar intereses particulares que mueven el mundo tras un telón a través de esas tres instituciones es un tema oscuro, lleno de interrogantes y con escasa evidencia. En cambio, en términos históricos sí se puede considerar que la religión, sea cual sea, ha sido usada como estrategia de conquista. 

       Utilizando la ya mencionada ciudad de Jerusalén, se puede observar un ejemplo de esto. En ella estaba situado el Templo de Salomón (que por cierto daba nombre a los templarios) sobre el monte Moria hasta que fue destruido por los romanos en el siglo I; de este solo queda en la actualidad el muro occidental, enclave donde se lamentan los judíos. Justo en el lugar donde estuvo este templo está en la actualidad el Domo de la Roca, monumento de adoración alzado en el punto desde el que, según los musulmanes, Mahoma ascendió al cielo. Además, en la misma ciudad fue levantada la Basílica del Santo Sepulcro, de dudosa ubicación, en el monte Calvario, donde habría sido enterrado Jesucristo, el mismo punto en el que según la tradición judía fue enterrado el cráneo de Adán.

       Estos ejemplos resultan muy familiares, conociendo la historia contemporánea de esa región. Aun continúan las hostilidades entre cristianos y especialmente entre musulmanes y judíos en la zona de Palestina. Estos conflictos parecen estar motivados por una intolerancia religiosa, razonamiento que Richard Dawkins utiliza continuamente para culpar a las creencias irracionales de casi todo el mal que ocurra; pero esto podría tratarse de una cuestión de apariencias. Los objetivos principales de los dirigentes políticos israelíes y palestinos no están enfocados tanto a cumplir sus profecías como a controlar los recursos hídricos de la cuenca del río Jordán. Efectivamente, la 'leyenda de la tierra prometida' pudo haberse originado a partir de la presencia de agua en una de las zonas más áridas del planeta. De este modo, la religión, puesto que tiene un componente emocional y moral, puede convertirse en una forma de llegar a la población e inducir una idea; de hecho, los líderes religiosos animan a sus fieles en base a sus textos sagrados. El propio Adolf Hitler, ejemplo clarísimo de dirigente apoyado en la propaganda, ya usó esa estrategia durante la Alemania nazi; no queda muy claro si el dictador era ateo o no, sus declaraciones eran contradictorias, pero cuando se trataba de alentar a su población (de mayoría católica) y ponerla en contra de los judíos, se definía como un ferviente creyente.

       Volviendo al ejemplo de Jerusalén, hay un segundo detalle que llevaría a pensar que la religión se ha usado como estrategia de conquista. Como ya se ha mencionado, en la capital israelí no solo hay ubicaciones representativas de los tres grandes monoteísmos, sino que además ocupan lugares cercanos e incluso superpuestos. Efectivamente hay una explicación arquitectónica: en cualquier parte del mundo resulta más económico reutilizar un templo anterior, o ruinas y piezas del mismo, que derribarlo entero y construir uno propio. Esto puede observarse por ejemplo en la mezquita de Córdoba en España, en cuya construcción fueron usadas columnas construidas previamente por griegos y romanos, y también en la basílica de San Pedro en el Vaticano, cuya fachada contiene mármol quitado del Coliseo. Pero esta teoría quedaría pobre para explicar ejemplos en los que templos y fortalezas sí fueron destruidos total o parcialmente para construir sobre el solar; hay un ejemplo en la misma mezquita de Córdoba, que tras la reconquista cristiana fue parcialmente derruida para construir la catedral de la ciudad. Otro ejemplo es el palacio de Carlos V, en Granada, que para su construcción requirió la desaparición de varias construcciones del interior de la Alhambra. También en Jerusalén hay ejemplos que ponen a prueba la explicación de la economía arquitectónica, como el ya citado Domo de la Roca, que fue construído por los musulmanes en el mismo lugar donde se ubicaba el Templo de Salomón varios siglos antes y del que solo quedaban unas ruinas.

       Tenderíamos a pensar que al conquistar un lugar, una de las estrategias es eliminar drásticamente la cultura anterior para imponer la propia, pero no sería un medio muy operativo, porque si un pueblo llega a un nuevo territorio y pretende imponer su cultura, el pueblo nativo obviamente tratará de oponerse. En cambio, una explicación más lógica combinaría el alzamiento de un templo en un lugar ya calificado como sagrado con implantar la supremacía en el lugar. Esto es, si una nueva cultura aprovecha localizaciones previas y cambia los símbolos, la población nativa puede continuar con muchas de sus tradiciones, solo cambiando a los protagonistas de la escena. Puede ponerse como ejemplo la Gran Pirámide de Cholula, en el Estado de Puebla en México; en este lugar se ubican los restos de la pirámide con la base más grande del mundo (160 000m2), vestigio de la cultura cholulteca; sobre sus restos actualmente está la Basílica de la Virgen de los Remedios. Se sabe que las pirámides mesoamericanas no tenían, al contrario que las egipcias, una función funeraria, sino que eran lugares de culto religioso. Para los ciudadanos nativos, a pesar de todo el contexto de una conquista, quizás les resultó menos trastornante no variar su lugar de culto, sino el dios que allí había. Un proceso de conquista no se basa solo en eso, pero está claro que ese tipo de estrategias pudieron facilitar a los españoles ganarse el favor de agunos pueblos nativos.

       Si se pretende introducir una cultura y que la población de origen la asuma como propia, esta estrategia no solo debería contemplarse en el ámbito arquitectónico, sino que las tradiciones y ritos seguirían un proceso similar. Un clarísimo ejemplo es la celebración de la Semana Santa cristiana, impuesta ya desde la Biblia durante la Pascua judía, que celebra la conmemoración del 'paso' por el Mar Rojo, asignado casi arbitrariamente en fechas cercanas al inicio de la primavera, cuya versión pagana podemos ver en los carnavales de diferentes culturas.

       Está claro que la religión no siempre es un arma de dominación, pero si es un conquistador quien dice «que Dios nos asista», efectivamente le asiste.

martes, 26 de febrero de 2013

Modelos animales modélicos

       En un laboratorio oscuro, un chimpancé observa con expresión de terror cómo un señor con bata blanca se acerca, con una contrastable manifestación de antipatía en su rostro, a su angosta jaula, en la que no se puede ni mover. Tiene la cabeza llena de electrodos que miden su actividad cerebral tras haber recibido una inyección de sustancias tóxicas que modificarán su conducta, lo que servirá para estudiar la cura de una enfermedad degenerativa en humanos. A su alrededor hay otras muchas jaulas con otros animales, algunos ratones y perros, unos hiperactivos y agresivos, otros apáticos, todos desvalidos.

       Esta escena, que bien podría haber sido sacada del comienzo de una película de ciencia-ficción, es la que viene a la cabeza de mucha gente cuando oye hablar de los modelos animales de experimentación. Las posturas quedan claras: el animal es víctima de una tortura injustificablemente desmesurada y el investigador se convierte en una especie de Dr. Mengele sin escrúpulos. Mientras unos se declaran fervorosamente en contra de estas prácticas, otros recuerdan que gracias a ellas sus detractores podrán manifestarse durante 40 años más. ¿El fin justifica los medios? Puede parecer que esta es la pregunta clave cuando se aborda este tema, sin embargo, no lo es, porque en realidad esos no son los medios.

martes, 19 de febrero de 2013

El comportamiento según lo entendemos

        En todas las disciplinas científicas es frecuente que los conceptos sean revisados conforme se avanza en su conocimiento. Esto, lejos de poder interpretarse como un defecto de la ciencia, es un indicador de su carácter dinámico en aras de la mejora. Veámoslo de este modo. Cuando se emite una teoría científica, ningún investigador diría (o no debería decir) que esa explicación es verdadera ni definitiva. De hecho, si somos estrictos con la epistemología de Popper, ni siquiera deberíamos decir que la teoría es «ampliamente aceptada», como sí oímos; deberíamos decir que se ha concluido esa explicación como válida en base a los datos que se conocen. Siempre debe quedar abierta la posibilidad de que nuevos datos requieran de una teoría mejor.

miércoles, 2 de enero de 2013

Lo cuántico levanta pasiones

       Finalizado un año en el que, gracias al CERN y a la comedia "The Big Bang Theory", la física se ha vuelto a poner de moda, hoy, mientras reorganizo mi vida tras la resaca navideña, me viene al recuerdo una conversación que tuve hace tres años, que en su día no entendí muy bien. Algunas de las cosas que he tenido que escribir durante mi encierro vacacional me han hecho captar la esencia de lo que me estaban hablando aquella tarde lluviosa, cuando aun trabajaba como editor, mientras yo creía que el tema a tratar era la teoría cuántica. Tampoco me sentí especialmente mal, a sabiendas de las palabras de Richard Feynman, Premio Nobel de Física en 1965, "si crees que has entendido la física cuántica es que no has entendido la física cuántica"; y eso lo había dicho alguien que tocaba los timbales mejor que yo...


       ... Pero sí es cierto que me abordó una gran duda. Aquella persona con la que hablaba (realmente no sé muy bien por qué me sacó aquel tema, sobre todo porque inicialmente parecía que quería ligar conmigo) me dijo que estaba muy interesada en la 'literatura cuántica'. Durante el tiempo que duró la conversación yo trataba de decodificar ese galimatías, asociado a una referencia que me relató: «en un experimento se colocó una pantalla sobre la que dispararon unas partículas a través de una rejilla con unos detectores y vieron que era imposible saber por dónde pasaban esas partículas... eso nos hace dudar de la ciencia, que siempre proclama tener la verdad absoluta»

viernes, 21 de diciembre de 2012

Un par de siglos más o menos... ¡y el fin del mundo se nos desfasa!

       ¡Vaya sorpresa! Estamos en el día del Apocalipsis y el mundo sigue siendo el que era. ¡Claro! Puesto que tanta gente ha adjudicado este día a las profecías mayas, era de esperar que el fin del mundo llegara en el horario de México; por eso he elegido este día y esta hora para publicar mi "último" post. ¿Pero cómo? ¿Me he vuelto loco? ¿Ayer decía una cosa y hoy digo otra? ¿Cómo he cambiado de opinión tan rápido? ¿Qué fue de lo que dije en este post y en este otro? ¿Acaso he visto por aquí algo que me ha convencido?

       Bueno... el pasado 3 de diciembre (por cierto, el mismo día que el Papa se hizo una cuenta en Twitter) ocurrió un nuevo fenómeno: los planetas Mercurio, Venus y Saturno se alinearon con las famosas tres pirámides de Giza en Egipto, evento que algunos interpretaron como un anuncio de la proximidad del fin del mundo. Pero que se calmen los magufos, porque, teniendo en cuenta la inmensidad celeste, yo estoy convencido de que cada noche hay tres astros alineados con las mismas pirámides.

       Y es que está ocurriendo una paradoja. La sociedad en que vivimos va rumbo de ser cada vez más tecnológica, la medicina nos permite vivir el doble que hace un par de siglos, la ciencia nos hace la vida más cómoda y nos aporta información sobre cómo funciona la naturaleza... en definitiva, vamos camino de una "sociedad del conocimiento". Y algunos parecen ver esto como algo negativo porque, según ellos, "nos desvincula de la naturaleza y nuestros antepasados", por lo que tienden a abrazar tradiciones milenarias, y si son de culturas exóticas (desde un punto de vista occidental, que es donde surgió la ciencia moderna), mejor. Una de esas modas llega hoy a su punto más álgido para volver a caer y ser guardada en ese cajón de sastre fatalista de fechas en las que, por algún motivo u otro, se dijo que ocurriría algo que finalmente no ocurrió.

       Si alguien ha visto alguna vez el flash-post "¡¡¡QUE NO!!!", en el que se lucha artísticamente contra el sensacionalismo recomendando que no se escriba un artículo que se pueda resumir diciendo "no", seguramente se preguntará por qué me pongo ahora a hablar del 21 de diciembre y el fin del mundo... bueno, pues como percha para volver a hablar de un calendario, en este caso el calendario maya.
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