sábado, 6 de octubre de 2012

Sorpresas gratificantes de un exorcismo

       La religión es uno de los asuntos que, desde el punto de vista escéptico, más me han atraído durante los últimos años; y aunque ya llegó un momento en que me aburría discutir sobre el asunto e incluso inicialmente me propuse no abordarla en este blog para evitar ser recurrente, la cabra acaba tirando al monte y empecé a mojarme de lleno. Ya sea haciendo crítica, narrando discusiones, desmontando mitos o usándola como excusa para que alguien a quien critiqué públicamente no me llamara cobarde, al final la religión se ha acabado convirtiendo en uno de mis temas estrella (que conste que ya lo era antes de leer textos de referentes de la etología como Richard Dawkins y Robert Hinde... es lo que se dice irónico).

       En su día, y como parte de esa colección sobre religión, publiqué un post que podría ser descrito como una aproximación satírica a las posesiones demoníacas a través del cine (me refiero a "Cómo reconocer a un poseído"). En él di las pautas que todas las películas sobre exorcismos que conocía hasta el momento habían seguido en sus guiones. Esta noche he querido comprobar si mi método de diagnosis sigue teniendo vigencia, con la película "The Possession" (Ole Bornedal, 2012)... y me he llevado otras sorpresas, también gratificantes.

        Previamente a visualizar la película, hablaba con un amigo (modestia aparte, el primer creyente con el que discuto que sabe sobre religión más que yo, o al menos sobre catolicismo canónico) sobre el post en cuestión y nos centramos especialmente en el último punto: la libido del poseído es extraordinaria. Curiosamente, en un post anterior (por cierto, uno de los más leídos del blog) había profundizado en ese hecho; he aquí el texto tal cual: 

Es un patrón común que los poseídos en el cine hagan comentarios vulgares de contenido sexual (y llaman "cerdo" al cura y "perra" a la poseída), lo que no sería chocante para nadie si la religión no hubiese establecido la premisa de que el sexo es tabú. Veámoslo de este otro modo: supongamos que una determinada religión establece el dogma de que es pecado comer queso; si en ese entorno cultural hubiera una "posesión demoníaca", el sujeto comería queso de un modo compulsivo, no porque el demonio le empuje a hacerlo, sino porque la educación habría fijado en el código moral de la gente que comer queso es algo aberrante... y el diablo seguramente sería representado con la imagen de un ratón. - "Hollywood vuelve a exorcizar animales", 20 de marzo de 2011

        Esa era la explicación que yo proponía para el fenómeno (mi hipótesis). Y como gente de ciencia que intentamos ser, cada hipótesis debe ser puesta a prueba a través de lo que esperaríamos encontrar de ser correcta (unas predicciones). En este caso, al menos que yo sepa, no existe una religión que considere comer queso como un acto pecaminoso, así que propuse una predicción más realista, por tanto falsable: "si supiéramos de una posesión demoníaca en un entorno cultural musulmán, muy probablemente el poseído comería carne de cerdo"; y mi amigo apuntó "o también en un entorno cultural judío". 

       Estupendo, en esta película, la niña (cómo no) es poseída por un espíritu según una tradición judía. Podría tratar de hacer perder el tiempo a modo de redoble de tambor para crear un poco de espectación, pero lo cierto es que me muero de ganas de desvelarlo: en uno de sus "brotes de posesión", se ve a la niña devorando una gran chuleta, ¡bien! Por cierto, durante las primeras escenas de la película había quedado bien claro que la niña era vegetariana.

       Puedo concluir que mi método de diagnosis sigue estando vigente y que mi hipótesis ha pasado satisfactoriamente la prueba... siempre a la espera de otras dos películas de exorcismos de 2012 (este tipo de cine parece funcionar por oleadas), una de ellas aun por estrenar.

       En esta ocasión, no voy a revelar más sobre el argumento, porque aunque otras veces ya he demostrado que no me importa "spoilear", en esta ocasión solo me interesaban algunos detalles concretos. Por cierto, la segunda sorpresa gratificante va después del trailer.


       Como decía, ha habido otra sorpresa: ¿quién era el exorcista? Tratándose de una tradición judía, a nadie le sorprendería que fuera un rabino, pero... ¿quién hacía el papel de ese rabino? Antes de verle la cara, ya empezaba a tener sospechas al oír su voz tarareando un fragmento de "Rastaman Chant", de Bob Marley... no podía ser otro que el cantante judío de reggae Matisyahu.


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