jueves, 16 de febrero de 2012

Caballos melenudos y personas biotinizadas

Hoy ha salido la noticia sobre una nueva moda fraudulenta. Según describe "Qué!", la Organización de Consumidores y Usuarios ha anunciado su postura en contra del uso como crecepelos del champú para caballos. Y a continuación, este medio de comunicación da un repaso a otros timos que recientemente han embaucado a la población; no estaría de más que también se hubieran dado cuenta de cuando ellos mismos picaron en la grafología.

Con respecto al milagroso champú, yo mismo llevaba un tiempo rastreando esa información, desde que hace unas semanas oyera los impresionantes beneficios de su uso. En su momento me resultó sorprendente... demasiado sorprendente: mujeres que decían que su pelo había dejado de caer y estaba más sano, calvos que aseguraban que les estaba saliendo cabello nuevo. En principio desconfié, y más aún cuando escuché "la estrategia del ziritione": al parecer, lo que hace único a ese cosmético es su contenido en biotina y algo llamado H-7; y se lo oí a gente que no sabía lo que era la biotina y confundía el H-7 con el quitagrasas KH-7. Probablemente ese batiburrillo de confusiones se debía a que la biotina también es llamada vitamina H o vitamina B7 (también B8) y que, entre otras rutas, está implicada en la síntesis de ácidos grasos. Pues bien, efectivamente la biotina es una vitamina, que actúa como cofactor enzimático.


Los enzimas son moléculas de naturaleza mayoritariamente proteica, que se encargan de facilitar y/o acelerar las reacciones químicas que ocurren en los organismos vivos, lo que conocemos como metabolismo. Estas moléculas pueden estar activas o inactivas, de manera que se dan unas reacciones metabólicas u otras. Esta actividad enzimática puede depender de la temperatura, del pH, de la presencia de agua, oxígeno, dióxido de carbono y sustratos (los reactivos químicos del metabolismo), y también de la presencia de otras moléculas llamadas cofactores, que se unen a la estructura del enzima para activarlo. Las vitaminas son importantes cofactores, de ahí que la carencia de las mismas provoque deficiencias en el organismo.

En este caso la biotina es un cofactor implicado en el metabolismo del aminoácido leucina (Leu), en la síntesis de ácidos grasos y en la síntesis de glucosa a partir de otras sustancias (gluconeogénesis). Ya en 1916, James Bateman se dio cuenta de que las ratas alimentadas con clara de huevo cruda presentaban alopecia, dermatitis y descamación de la piel; veinte años más tarde, Kogl y Tonnis descubrieron que esto podía deberse a que la biotina de la clara de huevo cruda estaba inactiva. Vamos por buen camino, la carencia de biotina causa problemas en la piel y sus apéndices.

En 2005, una investigación del Departamento de Dermatología de la Escuela Médica de Kawasaki observó resultados similares en niños con déficit de biotina: alopecia y dermatitis alrededor de los orificios corporales.

       ¿Será entonces que ese champú de caballo enriquecido en biotina no es tan fraudulento como pensé en principio? Pues bien, me puse manos a la obra a nivel individual y rastreé esa información. Para empezar, hice una búsqueda en Google (lo que los anglosajones llaman "googlear") y encontré montones de foros en los que unos usuarios se recomendaban a otros usar champú de caballo... parecía ser un producto con bastante éxito, al menos en el boca a boca.

       ¿Y qué hay a nivel comercial? Una tarde, entre risas con una amiga especialista en Farmacología Clínica e Industria Farmacéutica, que no sabía de ningún estudio sobre el tema, se me ocurrió preguntar en la sección de cosméticos del Mercadona (el comercio que lo popularizó) sobre el famoso producto. ¡Impresionante! De todos los estantes, el único vacío era el correspondiente al champú de caballo. "Tiene bastante éxito y la gente dice que les va muy bien" aseguró la dependienta. Así que, esa misma noche, hice lo que se esperaba de mí que hiciera: conseguir un bote en otro establecimiento y probarlo. Sé que no se pueden sacar conclusiones a corto plazo, pero el resultado fue el mismo que se tiene cuando se cambia de champú: una textura algo distinta que dificulta llevar el mismo peinado (pero como yo no me suelo peinar, pues no hay problema).

       Pero había un paso más por dar. A continuación me puse en contacto con la Academia Española de Dermatología y Venereología y les dije que soy profesor de Biología y había detectado una información sobre la que tenía sospechas. Hubo a quien le sorprendió mi iniciativa, pero las asociaciones científicas, además de facilitar la comunicación entre especialistas, también deben estar para facilitar la comunicación entre los especialistas y la población, y no dejarla en manos de foros de inexpertos.

       Paralelamente continué con mi revisión en PubMed, y encontré un artículo muy interesante de 1996 dirigido por la Clínica Dermatológica del Hospital Universitario de Berna. Según el estudio, efectivamente un déficit de biotina provoca problemas en la piel, el cabello y las uñas; así, un aporte extra de biotina a pacientes deficitarios repara estos problemas. Parecería que esta información avala al champú de caballo, pero otra de las conclusiones de la investigación fue que un aporte extra de biotina en individuos no deficitarios no mejora el estado de su cabello ni de su piel, todo esto sin pasar por alto el detalle de que esta vitamina no se absorbe a través de la piel.

       Hasta ahora, los inhibidores de la 5-alfa-reductasa son las únicas moléculas que han demostrado beneficios en el crecimiento capilar, puesto que disminuyen la producción de dihidrotestosterona, un enzima que oxida los folículos pilosos.

       Ahora bien, ¿qué hay de toda esa gente que decía que les iba muy bien desde que usaba champú de caballo? ¿Acaso todos ellos tenían carencia de biotina? ¿O se trata de nuevo del efecto placebo? Tiendo a pensar en lo segundo, debido a que cerca del 50% de la dosis diaria requerida de esta vitamina es sintetizada por la flora intestinal; y el resto se puede encontrar en alimentos como el huevo, el pollo, la leche y multitud de frutas y verduras... vamos, que no es un producto difícil de encontrar. Por cierto, el pH de la piel humana es de 5, mientras que el de la piel de caballo está en torno a 7... yo no digo nada...
 
       Así que ahora, después del anuncio de la OCU, ya solo quedará el recurrente "a mí me funciona".


Esta entrada participa en la X edición del Carnaval de Biología, organizada por el blog Scientia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo dicho, las maravillas del efecto placebo!!! me encanta!

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