domingo, 22 de enero de 2012

Un mes, más o menos... ¡y el solsticio de invierno se nos desfasa!

       Hoy, día 23 de enero de 2012, se pone en marcha el año 4710 del calendario chino, año del dragón (Long), el animal invencible... en realidad un ser mitológico que los antiguos de diferentes culturas presumiblemente habrían imaginado en vista de los fósiles de grandes dinosaurios.

       Aunque los historiadores difieren sobre el origen del calendario chino tradicional, con diferencias de hasta diecinueve siglos, los primeros datos que dejan constancia de las cuentas cíclicas datan de en torno al 1300 a. C., durante la dinastía Shang.

       Los chinos tomaban el solsticio de invierno como referencia para medir el año; este fenómeno ocurriría durante el undécimo mes. Pero había un problema, y es que el calendario chino era lunar, en principio, y los ciclos lunares no se ajustan a la duración de las estaciones, lo que era muy importante para la agricultura. De modo que había que ajustarlo de algún modo, igual que en Occidente el calendario gregoriano ajustó los desfases del juliano.

       El ajuste en este caso también consistió en congeniar los ciclos lunares y los solares.
  • En el 104 a. C., midiendo las variaciones de la sombra de un gnomon, se estimó la duración de un año en 365'2502 días; y en el 480 d. C. se estableció en 365'2428. Ya era un punto de partida.
  • El budismo introdujo nombres de animales para cada mes, en función de en qué constelación del zodíaco chino entrara el Sol al inicio de cada mes. Sin embargo, un año basado en doce meses lunares tiene una duración de más o menos 354 días.
       Teniendo en cuenta esto, hay meses que no empiezan con la entrada del Sol en una constelación, lo que valió a los astrónomos como referencia para intercalar un mes extra; en este caso, el año tendría unos 384 días (año embolismal).

       Los chinos, al igual que otras culturas antiguas, habían descrito ya el ciclo metónico de diecinueve años, un mínimo común múltiplo del ciclo solar y el lunar. Esto es, cada diecinueve años se repiten las mismas fechas para cada fase de la Luna. En este ciclo, los años embolismales son el tercero, el sexto, el noveno, el undécimo, el decimoséptimo y el decimonoveno. Por otro lado, los calendarios babilonios y hebreos también introducían años de trece meses: los años tercero, sexto, octavo, undécimo, decimocuarto, decimoséptimo y decimonoveno del ciclo metónico.

       Como vemos, las culturas, las tradiciones y las religiones pueden ser propias de cada región y su contexto histórico, pero lo que podemos extraer como gérmenes de un método científico se acogen a los mismos principios en cualquier parte del mundo.

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