sábado, 9 de julio de 2011

Por qué el polvo importa para la vida

       Conociéndome, llevaba ya demasiado tiempo sin hacer referencia al mal periodismo científico... o mejor dicho, al mal periodismo de ciencia. Y hoy la joya me ha venido de la mano de la edición digital de "El Universal", un periódico de México, precisamente el país desde el que más visitas tengo.

       El titular es que el observatorio Herschel da pistas del origen de la vida, y al leer el cuerpo nos damos cuenta de que es uno de esos "combos" que tanto llaman mi atención.


       Empecemos por el final del titular: el origen de la vida. Entre los años 30 y 40, de manera independiente, el bioquímico soviético Oparin y el genetista estadounidense Haldane aplicaron el materialismo al misterio sobre el origen de la vida y propusieron que esta podría haberse formado a partir de las moléculas orgánicas originadas bajo las condiciones pasadas de la Tierra.

       En los 50, Miller y Urey pusieron a prueba esta teoría, recreando la composición inorgánica y temperatura que se le suponía a la atmósfera primitiva; al aplicar descargas, que simulaban las tormentas eléctricas del pasado, obtuvieron lo que llamaron una sopa primigénea, formada por una disolución con algunas moléculas orgánicas, como aminoácidos. Ahora se sabe que la atmósfera era diferente a como habían pensado, pero que esas condiciones sí se dieron de forma localizada en fondos costeros.



       En las siguientes décadas, el estadounidense Fox consiguió polimerizar pequeños péptidos a partir de aminoácidos aislados, y el español Oró sintetizó bases nitrogenadas, así como ribosa y desoxirribosa (los azúcares que constituyen los ácidos nucleicos).

       A pesar de estos avances, como ya he comentado en varias ocasiones, no queda demostrado cómo se originó la vida, sino simplemente se aporta una idea sobre cómo la vida pudo originarse a partir de moléculas inorgánicas sencillas. Sobre esos pilares se apoyan, de hecho multitud de posibles explicaciones sobre cómo pudo ocurrir, como la hipótesis de los hiperciclos de Eigen, la teoría del mundo hierro-sulfuro, la teoría de la playa radiactiva, la homoquiralidad, la autoorganización y replicación, la hipótesis del mundo ARN, la teoría de la burbuja, la autocatálisis, la teoría de la arcilla, el modelo de Gold de la biosfera profunda y caliente, el modelo polifosfato, la hipótesis del mundo de HAP, el modelo de la ecopoiesis, los modelos híbridos y la génesis múltiple... y eso sin olvidar las teorías de la exogénesis y la panspermia, que llevan el misterio fuera de nuestro planeta.

       De manera que, volviendo a la noticia que comentaba, ¿cómo un descubrimiento sobre el polvo cósmico, que es anterior al origen de la Tierra, puede dar pistas sobre el origen de la vida? De hecho no las da, como se aclara en la primera frase del cuerpo del artículo:

"Una de las claves del origen del universo y por tanto de la vida fue revelada por el observatorio espacial Herschel (...)"

       Precisamente se salta uno de los principios más importantes del periodismo: nunca escribas una noticia que diga algo diferente al titular. La investigación de Mikako Matsuura, de la Universidad de Londres, publicada en la revista "Science", como descubrimos si leemos con detenimiento, se basa en cuantificar las masas de polvo cósmico producidas por la Gran Nube de Magallanes. Este polvo cósmico, efectivamente, en combinación con los gases presentes, se condensa y forma estrellas y planetas.



       Meter el origen de la vida en cualquier artículo periodístico llama mucho la atención de la gente, a pesar de que la relación de fenómenos es muy distante. Es cierto que sin universo no habría vida, del mismo modo que sin universo yo no habría ido a trabajar esta mañana. Probemos cómo quedaría este titular: "El observatorio Herschel da pistas de por qué he ido a trabajar esta mañana"; sería cierto si después aclaro que "una de las claves del origen del universo y por tanto causa de que yo haya ido a trabajar esta mañana fue revelada por el observatorio espacial Herschel".

       Hay un rango de tiempo demasiado grande como para considerar a un fenómeno causa inmediata del otro. Y hablando de rangos de tiempo, encontramos otro detalle: ¿qué quiere decir exactamente que la supernova 1987A ocurrió hace ciento setenta mil años-luz? Se puede decir que algo ocurrió hace cierto número de años, porque el año es una medida de tiempo (la duración de un ciclo de traslación terrestre), pero el año-luz es una unidad de longitud, concretamente la distancia recorrida en un año a 300 000km/s (la velocidad de la luz). En este caso, el autor de la noticia quería decir que la supernova 1987A se dio a ciento setenta mil años luz de distancia de la Tierra.

       Por último, aunque esto es una recomendación lingüística para prensa leída en España: si haces referencia al origen de la vida nunca escribas que el polvo importa, a menos que busques alguna sonrisa.


P.S.: Entiendo que los lectores mexicanos no tienen por qué sentirse ofendidos por este post, mis desavenencias son exclusivamente con el periodismo.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...