Para iniciar la recta final hacia el fin de este "ciclo blogístico" he decidido atar un cabo que dejé voluntariamente suelto en un capítulo de "Eto-nterías". Además, enlazándolo con algo que escribí hace poco más de un año como un post aislado (que por cierto, levantó cierta polémica dentro y fuera del blog), pondré en marcha una nueva "serie blogística": "Mi propia hipótesis para..."
La cuestión a tratar es la cautividad humana. Y no voy a posicionarme al respecto de las condiciones de los presos ni a comentar los efectos de su estado. Tampoco voy a referirme al calvario de los secuestrados. ¿Pero cómo? ¿Acaso existe otra forma de relacionar esa palabra con las personas? Yo creo que sí.
Debo insistir desde el principio, como hice en aquel "piloto", que lo que voy a proponer es simplemente una hipótesis: una explicación basada en la observación y en las teorías vigentes, que aún no está debatida filosóficamente ni puesta a prueba de un modo experimental.
El diccionario español engloba la palabra "cautividad" (o cautiverio) en dos ámbitos, una vez definido el concepto general (privación de libertad). Uno se refiere a la captura por parte de un enemigo (secuestradores o el Estado, relacionada con humanos); y el otro es el modo de vida en privación de libertad de animales no domésticos. Es importante remarcar lo de "no domésticos" porque, como ya apunté en "Las nanas del perro", los animales domésticos ya están adaptados a un medio creado por el hombre.
Sin embargo, como he dicho en algunos debates y en mis clases, el diccionario nos da definiciones oficiales, pero no profundiza en terminologías técnicas. Existe un concepto más específico de la palabra "cautividad", que aporta un apunte: referido a animales que viven bajo el control humano, no en estado silvestre.
Partamos de las siguientes observaciones:
- Es sabido que los animales en cautividad presentan comportamientos extraños, que no forman parte de su registro natural; algunos son aprendidos, otros son conductas de ambivalencia propias del estrés. Independientemente de ello, no se puede generalizar con un ejemplo, ya que cada especie tiene los suyos. Lo característico es que suelen ser estereotipias, o sea, repetitivas y sin función aparente, más que la liberación de ese estrés. Muchos presos, secuestrados y enfermos internos maltratados se pueden reconocer también por estas estereotipias; una de ellas es el famoso balanceo de los autistas, que no es solo propio de ellos. En un comentario también hice referencia a un chimpancé que vi, que sabía hacer "pedorretas" con la boca y emitía esos sonidos continuamente. Se puede extraer la visión de que, independientemente del motivo, estos animales muestran comportamientos ajenos a su registro natural, pero obviamente dentro de su registro potencial como especie. Cuando, por ejemplo, nos damos cuenta de que algunos animales viven más tiempo cuando son bien cuidados por nosotros, estamos diciendo implícitamente que viven un tiempo distinto al que vivirían en estado salvaje, pero no más de lo que esa especie puede vivir; pues con los comportamientos ocurriría igual, nunca vamos a ver a una iguana dando saltos de liana en liana.
- La especie humana (Homo sapiens, Linnaeus 1758) es un animal; concretamente un mamífero del orden primates, "los primeros", junto a lo que conocemos como simios y monos, como nos llamó Linneo. Estudiando la anatomía y la fisiología humana desde un punto de vista evolutivo, los zoólogos y paleoantropólogos han llegado a la conclusión de que nuestras adaptaciones son propias de la vida en la sabana, un bioma tropical seco dominado por herbáceas en el que los fósiles muestran que tuvo lugar el origen de nuestra especie. Se puede extraer la visión de que las sociedades tecnológicas en que vivimos no son nuestro medio natural, a pesar de que haya sido creado por nosotros mismos.
Enlazando ambas visiones podría proponer la hipótesis (insisto una vez más, hipótesis) de que algunos rasgos de nuestro comportamiento individual y social podrían ser fruto de una cautividad generalizada y autoimpuesta de la especie humana. Y con esto no pretendo hacer reivindicación sociopolítica alguna, sino una propuesta científica. A veces decimos de algunas personas que "viven tan inmersos en sus agendas que no se comportan de un modo natural"; a eso me refiero, pero redirigido, en mayor o menor medida, a todos nosotros. En realidad no estoy haciendo ver nada nuevo, solo amplío el nombre "cautividad" hasta aplicarlo a lo que consideraríamos "normal" en nuestras vidas. Es una idea un tanto polémica, porque implicaría que hasta la medicina y la sanidad, que nos permiten vivir más, serían un producto lejano de esta cautividad.
Como prueba de esta hipótesis, puedo indicar que el estrés psicológico se reconoce como "la enfermedad de la sociedad industrializada", lo que encaja con la primera observación. También encaja con la primera observación el hecho de que las tribus, más o menos primitivas que quedan en el planeta (viven en su hábitat natural), no han alcanzado estos grados de desarrollo, longevidad y estrés psicológico (estos serían rasgos ajenos al registro natural de la especie humana).
Necesitaría cientos de posts para detallar todo lo que implicaría esta hipótesis, en principio solo pretendo proponerla.
2 comentarios:
No puedo esperar a que la desarrolles.
Y para... ¿cuándo?
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