lunes, 25 de abril de 2011

Semana Santa para escépticos

       Hace dos años inicié uno de esos "foto-debates" que tanto me gustaban en una red social. Creo que, dada la fecha, es un buen momento para darle un pequeño repaso a la temática.

       Hemos pasado una semana de vacaciones con una alta concentración de fechas con gran significado para los cristianos. Quizás para no destacar ninguna de ellas, o bien todas por igual, haya sido mejor hacer mención a la ocasión hoy, pasado el lunes de Pascua. Alguna vez he oído que los bright (ateos, escépticos, agnósticos...) no deberíamos tener derecho a estas vacaciones; a este argumento resbaladizo se le podría responder, como a todo argumento de este tipo, con un reductio ad absurdum: en tal caso solo los socialistas (me refiero al socialismo como ideología, no como conjunto de votantes de un partido determinado) deberíamos tener derecho a celebrar el día del trabajo, que, por cierto, es esta semana.

       Y además, si asumimos como válido ese argumento excluyente (lo que es una mera cuestión de opiniones), ni siquiera los cristianos deberían tener el derecho a defender esta celebración como propia.


       Si estudiamos la mitología de las religiones antiguas, podemos extraer algunos nombres, procedencias y épocas:
  • Horus (Egipto, 3000a.C.)

  • Thulis (Egipto, 1700a.C.)

  • Mitra (Persia, 1200a.C.)

  • Attis (Frigia en Turquía, 1200a.C.)

  • Tammuz (Mesopotamia, 1200a.C.)

  • Crite (Chaldea en Iraq, 1200a.C.)

  • Krishna (India, 900a.C.)

  • Hesus (Islas Británicas, 800a.C.)

  • Indra (Tíbet, 700a.C.)

  • Bali (India, 700a.C.)

  • Iao (Nepal, 600a.C.)

  • Quetzalcoatl (México, 600a.C.)

  • Dionisio (Grecia, 500a.C.)

  • Quirinius (Roma, 500a.C.)

  • Prometeo (Cáucaso, 500a.C.)
       Todos ellos, entre otros, fueron dioses nacidos milagrosamente (muchos de ellos el 25 de diciembre, de eso hablé en "Navidades para escépticos Vol. I"), y, aquí está el dato, crucificados. Según los datos arqueológicos que se han podido tomar es interesante el hecho de que la mayoría de ellos, según sus cultos, resucitaron tres días después.

       Se sabe poco sobre el origen de la crucifixión. Si bien es cierto que, durante un intervalo de unos doscientos años, los romanos crucificaban a sus presos políticos (y este dato les encanta a los cristianos como prueba en su favor, a pesar de que no haya registro de un Jesús), también es cierto que esa práctica no fue inventada por ellos. De hecho la asociación de un dios con este tipo de tortura probablemente sea anterior incluso a la aplicación de la misma de forma regular.

       Ya que los grandes dioses que han configurado los monoteísmos son personificaciones del Sol, y sus historias pueden deducirse del movimiento de las estrellas en el firmamento, muchos han mirado también al cielo para buscar una explicación a la cruz. Una de ellas, por cierto dada a conocer extensivamente hace pocos años por el documental Zeitgeist, habla de un período de tres días, durante los que el Sol no varía su ángulo de incidencia sobre la Tierra, antes de volver a ascender, después del solsticio de invierno (del 22 al 25 de diciembre). Ahí las fechas cuadran con la Navidad, pero no con la Semana Santa; sus defensores argumentan que la fecha podría haber sido tomada de forma arbitraria, pero que lo importante sería el significado, puesto que durante esos tres días, el Sol se ubica en una zona del cielo correspondiente a la constelación de la Cruz del Sur. Es una teoría muy atractiva... pero falla en algo más: la Cruz del Sur no es visible desde el Hemisferio Norte.

       Habrá que seguir investigando el cielo.

       Lo que sí parece lógico es que todas esas religiones no crearon el dogma de la crucifixión y resurrección de forma independiente; lo más probable es que lo adoptaran de cultos anteriores, y, fuera el primero o no, el culto a Horus sí es el primero conocido, en un país del que se han copiado otras muchas tradiciones occidentales (¡Uy! Parece que tiene algo en la mano izquierda).

       Llegados a este punto, y ya que he mencionado la fecha de la Semana Santa, ¿por qué se celebra cuando se celebra y por qué cada año en unas fechas distintas? La respuesta vuelve a estar en el cielo y en una religión anterior a la cristiana. En la propia Biblia se indica que la pasión de Jesucristo tuvo lugar durante la Pascua judía, una fiesta en honor al "paso" de los judíos por el Mar Rojo. Es curioso el hecho de que en la Antigua Grecia (y hasta el siglo II d.C.) se celebraba la "fiesta del paso", que adoptaba costumbres chamánicas combinadas con el germen de lo que sería la cultura griega, aderezado con la influencia de los judíos, procedentes de Egipto.

       En el Concilio de Nicea (año 325d.C., siglo IV, atención a la fecha) se decidió que la Semana Santa debía celebrarse el domingo (domingo de Pascua) posterior a la primera luna llena tras el equinoccio de primavera (En ese concilio se decidieron muchas cosas, como la divinidad de Cristo, la virginidad de la Virgen, qué Evangelios eran válidos...). Esto suele llevar a un enorme lío, sobre todo para entender por qué la Semana Santa ortodoxa pocas veces coincide con la Semana Santa católica. La primera se rige por el calendario juliano (según el cual son bisiestos todos los años divisibles por cuatro) y la segunda, por el gregoriano (son bisiestos los años divisibles por cuatro, salvo que sean divisibles por cien y no por cuatrocientos).

       La religión cristiana fue aceptada oficialmente en Roma por el Emperador Constantino (que gobernó durante parte del siglo IV d.C., ¿alguien recuerda este siglo?), como estrategia política, y su madre, considerada la primera arqueóloga moderna, fue probablemente la iniciadora de muchos cultos propios de la Semana Santa. Su viaje a Jerusalén fue muy productivo en cuando a las conclusiones que llegó. Buscó el Monte de la Calavera (también llamado Calvario y Gólgota, donde supuestamente Jesucristo fue crucificado) y el "Santo Sepulcro", basándose exclusivamente en las historias populares. Se estableció entonces lo que se conoce como la "Vía Dolorosa" (el camino que habría recorrido Cristo cargando su cruz).

       Hoy sabemos, gracias a los estudios arqueológicos, que, de haber sido cierta la historia, no habría ocurrido en los lugares que han sido aceptados oficialmente... pero muchos historiadores y arqueólogos que trabajan en la zona dicen no querer ir en contra de la fe de los creyentes.. o quizás no quieren hablar de sus resultados, viviendo en una zona de tan intenso conflicto religioso (aunque esto último es un apunte mío).



       Sobre lo que se adjudicó que habría sido el lugar exacto de la crucifixión se construyó la basílica del Santo Sepulcro, una iglesia que es compartida por católicos y ortodoxos de diferentes nacionalidades (también por coptos egipcios, pero fueron expulsados). Puesto que la Reforma Luterana fue posterior a este reparto, los protestantes tuvieron que buscar otro lugar para su adoración y eligieron otro monte, que no coincide en nada con los datos dados en la Biblia, pero que tiene forma de calavera.

       Algunos de los objetos de la pasión de Cristo, considerados hoy sagrados, son, por ejemplo, la madera de la cruz, el pilar sobre el que fue flagelado y la punta de la lanza con la que fue atravesado su pecho. Fragmentos de los dos primeros se conservan en diferentes basílicas en Roma; el tercero, protagonista de más misterios y disputas, habría dado mil vueltas e incluso el mismísimo Adolf Hitler estuvo obsesionado por conseguirlo (un dato curioso para aquellos que siguen diciendo que el dictador era ateo). Una prueba de isótopos radiactivos que probase que esos objetos pertenecen al siglo I sería incomprensiblemente suficiente para que muchos devotos dijeran que queda demostrada la existencia de Dios... e incluso si probase que tienen otra edad, ellos podrían decir que se trata de un milagro, en fin, la fe mueve montañas.



       No hace falta explicar lo que hoy en día significa la Semana Santa en España, especialmente en el sur (precisamente yo tuve que hacer un comentario de texto en Selectividad sobre "La Saeta" de Antonio Machado), ni en qué afecta a la vida política del país. Esta cuestión fue abordada en aquel debate hace dos años y de allí salieron propuestas originales, como la de construir un "procesionódromo". Mi visión no es radical en ese sentido. Yo apoyo la exposición del arte y de manifestaciones culturales, siempre y cuando no estén ligadas a una superstición (igual que se celebra el carnaval sin necesidad de creer en dioses paganos) y, claro está, sí sean consecuentes con las circunstancias económicas de cada momento. El propio pregonero de Sevilla de hace dos años, Enrique Henares, ya descartó esa alternativa al decir "no entiendo ni comparto que haya gente que participe en las procesiones de Semana Santa sin que eso sea un acto de fe".

       Esta es la idea a la que ataqué al inicio del post y he argumentado; al fin y al cabo, lo que estamos celebrando es el inicio de la primavera; en inglés queda bastante claro: Easter es el nombre de la diosa anglosajona de esta estación y de la fertilidad.

       Mi conclusión es que no importa el momento del año al que le corresponda la celebración... hace sol durante un mes o dos y, de repente, llueve durante esa semana, con la consecuente cancelación de múltiples "pasos" (¿dónde habré leído antes ese nombre?). Los cofrades deberían replantearse si Dios quiere que lo alaben.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te digo cosas. Y como te lo dije el día de la publicación, disfruté mucho leer esta entrada, disfruté poder ser llevada por tus palabras.

Tú sabes, Samu.

Besos!

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