Hoy, 25 de diciembre, además de ser el día en que tantos dioses, y Jesucristo entre ellos, nacieron, es la jornada durante la que muchos niños por todo el mundo disfrutan de los regalos llevados por un individuo muy curioso.
Durante los últimos años ha circulado por internet un texto medio crítico medio humorístico contando todas las leyes naturales que Papá Noel debería saltarse para cumplir con su cometido. Aun conociendo la suposición de que Papá Noel podría existir y no ser visto por comportarse como un fenómeno cuántico, no es necesario recurrir a explicaciones tan extraordinarias ni a falsaciones tan exhaustivas, puesto que ya sabemos desde el principio que es un personaje inventado.

La leyenda del "Padre Navidad" (Papá Noel es la transcripción española de este nombre en francés) se extendió por toda Europa y fueron los holandeses quienes la llevaron a Estados Unidos durante el siglo XVII. Es curioso: en la tradición holandesa, Papá Noel (Sinterklaas) llega desde España en barco, acompañado de "Pedrito el negro"; probablemente esto tenga cierta relación con las guerras de Flandes y con aquel villancico español que canta "Holanda ya se ve".
Finalmente, en Estados Unidos, durante el siglo XIX, ocurrió con Sinterklaas lo que suele ocurrir con la mayoría de tradiciones extranjeras: que son modificadas y extendidas mundialmente como propias. En esta transformación tuvo mucho que ver el escritor Washington Irving, que convirtió de forma burlesca a Sinterklaas en Santa Claus. Posteriormente se añadieron los renos, los duendes, el aspecto y una de las confusiones más tontas de esta tradición: puesto que el personaje de Papá Noel surgió en el Hemisferio Norte, se interpretó que vivía en el Polo Norte o en algún país nórdico, de donde posiblemente le vengan otros rasgos.

Al parecer, en los países


Todo esto son algunas de las posibles explicaciones que poco a poco han ido convirtiendo a un obispo fanático en un anciano afable.
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