jueves, 4 de noviembre de 2010

Caballo de Troya: el asesino de espíritus

       Hoy ha empezado la VII Edición de la Feria Esotérica y Alternativa de Madrid, que tiene lugar en el jardín tropical de la estación de Atocha, hasta el día 14 de este mes.

       Mi primera y, tal y como se han dado las cosas, última visita se puede resumir en dos palabras: absolutamente improductiva.

       Como ya hice el año pasado en una conferencia sobre "diseño inteligente" en un colegio mayor del Opus Dei, y como pretendí en una sesión de sanación "arcturiana" en un centro de medicina alternativa, mi intención era básicamente entrevistarme con algunas personas, preguntar cosas y dar una visión científica de todo lo que se estuviera hablando.

       En esta ocasión (armado con el atuendo al que en ambientes laborales llaman "hippy") esperaba exactamente la respuesta que he obtenido, pero explícitamente verbal en lugar de a través de una actitud, si bien es cierto que por supuesto consideraba la opción de que me echaran.

       El ambiente en principio era enormemente disperso; no había una corriente concreta a la que seguir el hilo, sino decenas de puestecitos de venta de cristales y colgantes, "dulces mágicos" (si es que consideramos mágicas las propiedades medicinales de determinadas plantas), productos tibetanos y aztecas, gastronomía de la "Galicia mágica" (la gastronomía gallega se apunta a todo) y un espectacular despliegue de magos, chamanes, videntes, oráculos y hechiceros. Algo a destacar: parece ser que los horóscopos están pasando de moda.

       No podía pararme con todo, más aún si además de todo tenía que pagarles una cifra desorbitada (36€ era el precio más habitual para una lectura de manos); eso ha sido antes de saber que cuando molestas más de la cuenta, te hacen una videncia incompleta gratuita. De todos modos, me centré en algunas cuestiones concretas.

       No sabía por dónde empezar, así que sólo he mirado, hasta que han empezado a avasallarme tropas de relaciones públicas.

       Mi primer diálogo ha sido con una mujer que me instaba a una lectura de manos. Ella no era la vidente, así que me pudo decir poco, salvo corregirme en lo de que esto era un negocio: "no es un negocio, prestamos un servicio" (o sea, digo yo, un servicio cobrando: un negocio).

       En el puesto que había junto a éste he podido compartir más palabras con una mujer que decía leer el aura. A mi pregunta de cómo funcionaba ese asunto, ella me respondía en qué consistía el proceso, pero no cómo se puede leer un aura. Una cámara fotografía un abanico de colores que emana de las cabezas de los clientes, colores que determinan el estado espiritual de la persona; esa mujer amablemente me ha "visto" el aura sin necesidad de cámara... ha determinado que tengo un aura linda, que soy paciente y que estoy aprendiendo a andar, significando esto que estoy descubriendo cosas nuevas. En fin, no hace falta ser un lince para determinar eso; como le he dicho "si sabe que no comulgo con el asunto y vengo aquí yo solo a preguntar, es fácil de imaginar que soy paciente y estoy descubriendo cosas nuevas". Según me ha respondido, eso era lo que le estaban diciendo las cargas positivas que desprendía mi espíritu (¿se referiría a mis cationes?). No es "energía" tal y como se entiende en ciencia, sino algo "espiritual" (palabra que se suele usar como sinónimo postmodernista de "invención"), algo que emana de los chacras.

       "Los chacras (que, por cierto, no se pueden ver ni medir de ningún modo físico, sólo "espiritual") son pues siete ruedas de energía ("espiritual") que nos mantienen en contacto con la Tierra y en ellos reside el conocimiento"... ¿El conocimiento? "Yo creía que el conocimiento es una expresión de nuestra función cerebral", respondí; pero no debí sorprenderme cuando la explicación era que no se trata de ese conocimiento, sino de un conocimiento "espiritual"... ¡cómo no! Resulta que todo esto de "espiritual" parece ser una metáfora o una vía de escape para que las cosas no sean lo que los nombres que les han adjudicado indiquen. ¡Por cierto! Animales, plantas, rocas... etc., que también tienen materia, también tienen ese conocimiento; "los chacras son un proceso evolutivo"... no logro hacerme una idea de cómo, pero la última vez que leí un libro sobre evolución (que es continuamente), no aparecían junto con la Selección Natural.

       Al parecer, según me ha dicho, estoy cada vez más unido a mi madre, a pesar de que, como le he indicado yo, cada vez esté más separado (físicamente y en cuanto a forma de ver la vida), pero da igual, porque "los espíritus sí están unidos"... claro. No hace falta decir que también es algo obvio de declarar: lo más habitual es que los hijos estén más unidos a las madres, y las hijas, a los padres.

       La apoteosis ha tenido lugar hablando con el "oráculo de luz", una mujer que te dice cosas sobre ti mismo después de que le entregues, con los ojos cerrados, una piedra (aunque, según dice, bien podrían ser lentejas, pero las piedras son más bonitas) sacada de un bol. Era de esperar que me hablase de algún desengaño amoroso relativamente reciente, tratándome yo de una persona de entre 20 y 30 años, pero que sea un desengaño la causa de mi escepticismo es algo demasiado arbitrario: yo era escéptico mucho antes de cualquier suceso que se pueda identificar como un desengaño. Ella no esperaba que yo dijera nada al respecto, "sólo ve con lo que te he dicho". No me ha dicho cómo funciona el asunto, "son revelaciones que me vienen, igual que cuando hago todos estos dibujos"; "¡Ah!", respondí yo, "es una cuestión de creatividad..."; según ella, no sólo eso, "psicología, creatividad, revelación...". Ante mi pregunta de cómo sabe si su método funciona, si no sabe explicar como funciona y si tampoco lo contrasta, ella ha dado una respuesta increíble: "no me hace falta contrastar, yo SÉ que es cierto". Y cuando le he preguntado si ese supuesto don era innato, aprendido o simplemente descubierto un día, su reacción ha sido más increíble aún: "¡Ya! (echándome con la mano) No atiendo a periodistas" (si cree que yo soy periodista, eso no dice mucho en favor de su videncia).

       El penúltimo sitio que pretendía visitar, y el segundo en el que he sido "invitado" a irme, era un puesto de determinación de la personalidad en función de la forma de la mano. Según el responsable, que lo ha plasmado en un programa informático, no tiene nada que ver con la frenología (una disciplina desechada ya en el siglo XIX, basada en determinar la personalidad de la gente en función de las dimensiones de sus cabezas), pseudociencia que ese hombre no conocía. "Se lo pregunto porque la frenología lleva siendo refutada más de cien años, y se basaba en lo mismo: un prejuicio anatómico". En cierto modo entiendo que este hombre se sintiera molesto: fui algo más agresivo con él aprovechando un momento de más alta clientela.

       Y claro, cuando siembras la semilla de la animadversión en diversos puntos, es de esperar que se corra la voz. Me quedaré con la gana de saber lo que es el "tarot evolutivo", algo en lo que tenía especial interés y guardaba como broche de oro.

       Debo decir que en estas prácticas esotéricas (y nada me hace pensar que en otras la cuestión sea distinta) tiene un papel importante algo denominado Lectura fría: el "vidente" habla a ciegas de cuestiones más o menos comunes, hasta que encuentra en su cliente una reacción... y entonces sigue tirando del hilo. La reacción protagonizada por el cliente se identifica con lo que los psicólogos llaman Efecto Barnum, o falacia de validación personal, una derivación consciente del priming: validamos aquellos detalles que identificamos con algo personal y quitamos crédito a los datos que no coinciden, no les damos importancia sencillamente porque, al no coincidir, los olvidamos.

       El lenguaje metafórico y ambiguo del que se valen es una herramienta muy útil para ellos: confunden conceptos que mezclan con ideas puramente ridículas (aunque no lo parezcan tanto cuando se esconden tras palabras pseudotécnicas). Es difícil discutir con un chamán en el campo de los hechos cuando él te habla de metafísica.

       Me ha sorprendido que aquí nadie hablase del futuro ni de la salud (con la de miga que tienen esos asuntos y lo que realmente preocupan a la población), sino más bien de la personalidad, ¿para qué necesito que un desconocido me hable de mi personalidad después de unos pocos segundos? No sé cuánta gente se puede llegar a preguntar esto, pero he de decir que el lugar estaba repleto de personas de todos los tipos.

       Si los clientes buscan esperanza en el autoengaño, se están poniendo, voluntariamente, en manos de personas que realmente parecen seguir creyéndose sus cuentos infantiles (como cuando yo de pequeño creía tener una piedra mágica: un canto rorado brillante de color blanco); ¿tienen algún tipo de síndrome psicológico? ¿Por qué no actúa la autoridad ante la estafa? La prensa, a la que tanto temía el "oráculo de luz" es a la vez amigo y enemigo: investiga y denuncia fraudes y al mismo tiempo anuncia esos fraudes en sus páginas. Incluso algunas universidades están introduciendo grados y posgrados en prácticas de ocultismo (pido firmar el manifiesto que enlazo aquí y bajo el título de este blog, una iniciativa de "La ciencia y sus demonios"). Esto es más peligroso y extensivo que lo que parece a simple vista.

       Yo, al contrario que algunos de mis compañeros, pienso que la estupidez no es el camino de la felicidad; existen vías más honestas de buscar el bienestar, como entender el porqué de las cosas y tratar de conocer nuestras capacidades por nosotros mismos, en lugar de entregarnos pasivamente al determinismo astrológico o "espiritual".


P.S.: Al menos he conseguido de nuevo un anillo antiestrés para el pulgar.

1 comentario:

danimor82 dijo...

Es verdad todo eso Sam. Para mi el timo consiste basicamente en dar esperanza a gente con problemas a cambio de dinero, a que se preocupen por ellos y que les aconsejen hacer "algo" lo que sea. Nos vemos y nunca dejes el blog.

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