Así es como se ha llamado una de las conferencias englobadas dentro del conjunto de actividades organizadas en la Semana de la Ciencia de Madrid este año.
En primer lugar, y como preámbulo, me resulta muy tentador hacer el contraste. La Semana de la Ciencia de Madrid se solapa en el tiempo con la VII Feria Esotérica, de la que hablé en el post anterior, que tiene lugar en una ubicación injustamente privilegiada, tanto en su celebración como en los medios de comunicación. Dicho esto, voy a lo que sí puede ser interesante.
Fue Olalla, antropóloga física, amiga y antigua compañera, quien me dio a conocer esta conferencia, una aproximación a lo que se llama "Arqueología pública", o divulgación de la arqueología.
El objetivo de la conferencia ha sido acabar con la idea incorrecta que muchas veces se tiene de esta disciplina: nada de extraterrestres, nada de aventureros, nada de dinosaurios y nada de cavernícolas estúpidos garrote en ristre.
En relación con esto, había que definir qué es la arqueología: la disciplina que se encarga del estudio de sociedades pasadas a partir de sus restos materiales e inmateriales. Esto es una ciencia apasionante, en crisis por el poco apoyo administrativo y público, pero que puede ayudar a entender muchas cosas sobre el origen de nuestras culturas.
No voy a tratar de anunciar los mitos sobre la arqueología que han sido mencionados, entre otras cosas, para no alimentar la llamada Amnesia de fuente (cuando nos hablan de una información falsa, da igual que nos digan que es falsa, simplemente recordamos la información). Tampoco voy a hacer una relato de la historia de la arqueología. Mi intención aquí, como simple aficcionado, es anunciar que existe, estimular la curiosidad y hacer ver que muchas de las conclusiones que se estudian en la historia de la civilización surgen de estudios en arqueología; debemos solicitar que aumenten esas dos páginas que dedican a esta ciencia los libros de secundaria. Al fin y al cabo, como ha sido dicho "hay arqueólogos trabajando en las obras que hay junto a nuestras casas, donde ni siquiera sabíamos que había restos arqueológicos".
El conocimiento de nuestra historia, contrariamente a lo que muchos suelen pensar, no sirve principalmente para alimentar nuestra (tan trillada palabra) identidad, sino por ejemplo, si tenemos que presentar un punto de vista materialista, para estimular nuestra economía... la historia vende.
No sé si mi intervención en el turno de ruegos y preguntas ha podido ser enriquecedora o no, teniendo cuenta su naturaleza de matiz. Mi defensa en ese sentido podría ser que si la intención de una conferencia es erradicar los mitos sobre una disciplina, no debemos alimentar mitos sobre otra (en este caso, la biología).
Capítulo abierto...
En primer lugar, y como preámbulo, me resulta muy tentador hacer el contraste. La Semana de la Ciencia de Madrid se solapa en el tiempo con la VII Feria Esotérica, de la que hablé en el post anterior, que tiene lugar en una ubicación injustamente privilegiada, tanto en su celebración como en los medios de comunicación. Dicho esto, voy a lo que sí puede ser interesante.
Fue Olalla, antropóloga física, amiga y antigua compañera, quien me dio a conocer esta conferencia, una aproximación a lo que se llama "Arqueología pública", o divulgación de la arqueología.
El objetivo de la conferencia ha sido acabar con la idea incorrecta que muchas veces se tiene de esta disciplina: nada de extraterrestres, nada de aventureros, nada de dinosaurios y nada de cavernícolas estúpidos garrote en ristre.
En relación con esto, había que definir qué es la arqueología: la disciplina que se encarga del estudio de sociedades pasadas a partir de sus restos materiales e inmateriales. Esto es una ciencia apasionante, en crisis por el poco apoyo administrativo y público, pero que puede ayudar a entender muchas cosas sobre el origen de nuestras culturas.
No voy a tratar de anunciar los mitos sobre la arqueología que han sido mencionados, entre otras cosas, para no alimentar la llamada Amnesia de fuente (cuando nos hablan de una información falsa, da igual que nos digan que es falsa, simplemente recordamos la información). Tampoco voy a hacer una relato de la historia de la arqueología. Mi intención aquí, como simple aficcionado, es anunciar que existe, estimular la curiosidad y hacer ver que muchas de las conclusiones que se estudian en la historia de la civilización surgen de estudios en arqueología; debemos solicitar que aumenten esas dos páginas que dedican a esta ciencia los libros de secundaria. Al fin y al cabo, como ha sido dicho "hay arqueólogos trabajando en las obras que hay junto a nuestras casas, donde ni siquiera sabíamos que había restos arqueológicos".
El conocimiento de nuestra historia, contrariamente a lo que muchos suelen pensar, no sirve principalmente para alimentar nuestra (tan trillada palabra) identidad, sino por ejemplo, si tenemos que presentar un punto de vista materialista, para estimular nuestra economía... la historia vende.
No sé si mi intervención en el turno de ruegos y preguntas ha podido ser enriquecedora o no, teniendo cuenta su naturaleza de matiz. Mi defensa en ese sentido podría ser que si la intención de una conferencia es erradicar los mitos sobre una disciplina, no debemos alimentar mitos sobre otra (en este caso, la biología).
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