jueves, 30 de septiembre de 2010

La mudanza interestelar

       Hoy la noticia ha saltado a la palestra. El descubrimiento publicado el 4 de septiembre en la revista The Astrophysical Journal se ha hecho eco en los medios de comunicación: tras once años de investigación, un grupo de científicos del observatorio hawaiiano W.M. Keck ha encontrado un exoplaneta "habitable".

       El astro en cuestión, que gira en torno a la estrella Gliese 581, en la constelación de Libra, se encuentra en la llamada ecosfera, es decir, una distancia de la estrella que permite una temperatura suave; además, según los investigadores, tiene una gravedad muy parecida a La Tierra.

       A partir de ahí, todo lo que se sabe a ciencia cierta son diferencias.


       El exoplaneta Gliese 581g, como ha sido llamado, tiene un tamaño entre tres y cuatro veces el de La Tierra, su movimiento de traslación completa un ciclo en 37 días y no presenta movimiento de rotación.

       El Dr. Steven Vogt, uno de los directores de la investigación, se mostró cauteloso, al decir que parece ser que tiene una zona helada y otra cálida, y que probablemente tenga zonas rocosas; sin embargo, después dio el titular sensacionalista al declarar que la probabilidad de que contenga vida es de un 100%, al igual que los planetas Gliese 581c y Gliese 581d (en el mismo sistema), que ni siquiera orbitan en la ecosfera.

       Esta declaración suena precipitada, cuando aún no se ha dicho nada sobre la presencia de agua líquida en su superficie, la cuestión que siempre hay que investigar antes de hablar de la posibilidad de vida (de hecho, la que siempre se ha buscado en Marte). El H2O, además de ser el medio en el que se puede desarrollar la vida, está implicada en multitud de reacciones bioquímicas y es un disolvente polar, del que se aislan las moléculas hidrófobas, formando como resultado microambientes en los que se pueden dar otras reacciones diferentes a las del entorno.

       Tampoco se ha dicho nada sobre si este nuevo exoplaneta presenta una actividad tectónica, resultado de la naturaleza de su núcleo. De acuerdo con el Dr. Tilman Spohn, director del Instituto del Centro de Investigación Espacial y de Investigación Planetaria de Alemania y director del comité asesor científico de la ESA, la actividad del interior de La Tierra, de la que resultan la tectónica de placas y el magnetismo terrestre, fue esencial para la aparición de la vida en nuestro planeta. Los ambientes petrogenéticos formaron el sustrato sobre el cual se empezó a desarrollar la vida; asimismo, la dinámica de la Tectónica Global es una importante "planta de reciclaje" de los componentes de la corteza terrestre, así como del carbono (elemento que constituye los gases invernadero), ayudando de este modo a la regulación de la temperatura; el magnetismo, además, desvía los vientos solares.

       Un satélite como es la Luna también podría ser un importante factor para la posibilidad de vida, puesto que "barre" la órbita del planeta, previniendo algunos impactos de meteoritos; también es el principal generador de mareas, lo que implicaría un asentamiento de las dispersiones coloidales sobre un sustrato firme, aunque esto último a priori resulta irrelevante, ya que ni siquiera sabemos si Gliese 581g tiene agua.

       También habría que conocer la naturaleza mineral del exoplaneta, así como la composición de su atmósfera.

       En definitiva, queda mucho por averiguar antes de lanzar las campanas al vuelo.

       Pero lo que los medios destacan de esta noticia no es, sin embargo, la cuestión de encontrar vida fuera de La Tierra, sino la de descubrir un planeta al que la humanidad pueda mudarse en el futuro. Esto resulta, a día de hoy, aún más fantasioso, teniendo en cuenta que Gliese 581g está a 20 años-luz de nosotros, es decir, la distancia que recorre la luz en veinte años, viajando a una velocidad de 300 000km/s. También cabe recordar, en el caso hipotético de que todo esto se superase, que nuestro reloj biológico, y todos los biorritmos que dependen de él, está ajustado al fotoperíodo terrestre (días de 24 horas), ¿cómo respondería nuestro organismo a días 37 veces más largos?

       Resulta esta empresa, además, un tanto pretenciosa, teniendo en cuenta que aún ni siquiera hemos logrado poner en práctica un desarrollo sostenible. Ya pensamos como si fuéramos virus, hemos infectado a Gaia y ésta podría contagiar a Gliese.

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