¿Quién pensó que dedicaría una entrada a hablar de fútbol? Bueno... probablemente no recurra al tema en cuestión hasta que el Granada ascienda de nuevo...
A pesar de haber estado en Recoletos vibrando de nervios y alegría, no consigo hacerme una idea de cómo lo vivirían los aficcionados que estaban en Sudáfrica; aunque bien podría decir que me desquité el día siguiente en la celebración junto al Manzanares.
Un momento... ¿Cómo es eso? ¿Samu siguiendo el fútbol? Me he enfrentado a estas preguntas los últimos días, pero ¿quién ha dicho que ahora sí sea un apasionado del fútbol? En alguna ocasión me han llamado "chaquetero" por animar a quien gana y retomar patriotismo si a la selección le va bien; sin embargo, yo creo que siempre soy fiel a mis principios; lo que ocurre es que mis principios no son animar a un equipo, sino animarme yo mismo de manera que siempre haya algo que celebrar. ¿Qué hacía yo en Recoletos? ¿Animar a la selección española? Desde luego que no, poco me podían oír; obviamente quería que ganara, igual que habría apoyado al Granada, al equipo de mi barrio si tuviera y a la selección andaluza o europea si existieran. No me voy a partir el pecho por un espectáculo, pero nunca está de más una excusa para pasarlo bien, saltar y "liarla".
Y como ya ha quedado claro que yo no soy especialmente aficcionado al fútbol, destacaré otras cuestiones.
La primera idea a destacar: a la que todos han apuntado, que el país sigue en crisis pero a la gente se le ha olvidado estos días. "Al pueblo pan y circo" decían los romanos. Hoy mismo es el debate sobre el estado de la nación y seguro que en el Congreso saldrán varias referencias deportivas ingeniosamente metafóricas. Cuando hablamos así parece como si no fuéramos capaces de llevar dos cosas a la vez, o como si nos convirtiéramos en personas diferentes. ¿Acaso no puede un país en crisis celebrar un éxito que no sea económico? (contraponer "la campaña del dedito" al gasto que supuso el despliegue del lunes sería entrar en un entramado de competencias demasiado complicado)
Por otro lado están las rivalidades nacionalistas. La liebre saltó cuando la gente empezó a darse cuenta de qué alegría da poder decir "viva España" sin que te llamen facha... eso si pasamos por alto algunos de los detallitos a los que la gente en Madrid sí le dio mucha importancia, como el hecho de que Amaia Montero fuera reacia a decir que es española, o el escándalo montado por la camiseta del Barça puesta a Fàbregas, a pesar de que Torres llevara una bandera del Atleti durante todo el desfile. Me quedo con aquel "¡Viva Andalucía!" dicho el lunes por la noche.
De entre tantas sandeces periodísticas que se han dicho, y olvidando las relacionadas con la prensa del corazón (a la que ni siquiera llamaría periodismo), me gustaría destacar la defensa que los medios han regalado a los deportistas cuando la cuestión política se ponía sobre la mesa. "Son futbolistas, no políticos" es una de las frases más absurdas que he oído recientemente; la voy a analizar. Imaginémosla configurada así: "son novelistas, no políticos", "son editores, no políticos", "son músicos, no políticos", "son intérpretes, no políticos"... ¿a que suena razonable? Pues precisamente, los novelistas, editores, músicos e intérpretes, llevando el injusto estandarte de representar al mundo de la cultura, son uno de los lobbies que más ha hablado de política. ¿Qué impide a un deportista hablar de política? ¿Y qué virtud tiene por encima de éste un cantante prefabricado? Si supuestamente estamos en una Democracia y ambos son españoles, tienen el mismo derecho a hablar de política que cualquier diputado (sabiendo ya que muchos no tienen ni el bachillerato). Estoy de acuerdo con que el foro deportivo no era el apropiado para hablar de política, y quizás (espero) fuera eso lo que querían decir los periodistas... pero insisto, ¿por qué el foro musical sí sería apropiado?
Como siempre, cuando trato de dar mi opinión sobre algo, acabo haciendo preguntas sobre la misma definición de ese algo. Como ya dijo un entrevistado del público, a la pregunta "¿de qué vamos a hablar ahora?": tampoco pasa nada si estamos varios días sin hablar, ¡para lo que hay que oír a veces!
Casi mejor vuelvo al inicio, quedémonos con lo bueno, eso traté de transmitir en este vídeo por el que tantos me habéis preguntado.
Como siempre, cuando trato de dar mi opinión sobre algo, acabo haciendo preguntas sobre la misma definición de ese algo. Como ya dijo un entrevistado del público, a la pregunta "¿de qué vamos a hablar ahora?": tampoco pasa nada si estamos varios días sin hablar, ¡para lo que hay que oír a veces!
Casi mejor vuelvo al inicio, quedémonos con lo bueno, eso traté de transmitir en este vídeo por el que tantos me habéis preguntado.
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