miércoles, 18 de enero de 2012

El cajón de sastre de Darwin

       A modo de pequeño spoiler de una idea que se está forjando diré que es difícil encontrar un libro sobre biología en cuya introducción no se hable de Darwin. Esto muestra la importancia que tiene la Teoría de la Evolución por Selección Natural en todas las ciencias de la vida. Y además es un buen punto de partida para plantear una tesis derivada.

       Pero claro, ya llegaba a un punto en el que yo empecé a plantearme: ¿se puede saber si hay algo en biología para lo que Darwin no diera pie? Creía que la respuesta estaba en la palabra "actualidad", pero hete aquí que ayer, 17 de enero, se dio a conocer la noticia.

       El Dr. Howard Falcon-Lang, paleontólogo del Instituto Geológico Británico, se puso a revisar un "cajón de sastre" de la institución, lleno de preparaciones para microscopía de fósiles y muestras minerales, y encontró que muchas de ellas estaban etiquetadas en 1834, con procedencia de la isla de Chiloe (en Chile), recogidas por "C. Darwin".

       Por aquella época, Darwin estaba viajando alrededor del mundo a bordo del HMS Beagle, y enviaba sus muestras a su antiguo profesor John Stevens Henslow, quien las presentaba ante la Linnean Society. Las preparaciones para microscopía eran preparadas y etiquetadas por el botánico Joseph Hooker. Se supone que durante ese proceso, muchas muestras quedaron sin clasificar y pasaron después varias décadas dando vueltas por colecciones de investigación y más de un siglo y medio perdidas y olvidadas.

       Y ahora, como ocurre con esas rarezas musicales que de vez en cuando se encuentran en un mercadillo por casualidad, estas joyas desconocidas de la geología, la paleontología y la historia, vuelven a abrir a su descubridor un hueco en las páginas de actualidad científica.

       Ahora la pregunta que me planteo es: ¿quedarán más muestras de Darwin por encontrar? Seguramente sí.

Capítulo abierto...

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