Ha llegado el momento al que hacía referencia 3 entradas más abajo: destriparos la película "Creation". Tras un tiempo de espera, finalizó la descarga y tuve la oportunidad de ver en primicia, acompañado de la diosa de las estrellas, la película del hombre que llevó la Revolución Copernicana a las ciencias de la vida.
En la misma línea que "Una Mente Maravillosa" para John Nash y Agora para Hipatia de Alejandría, "Creation" no es un relato de logros profesionales, sino que, siguiendo la línea "Hollywoodiense", muestra cómo los descubrimientos del personaje influyeron en su vida personal y viceversa... y con Darwin había para explayarse. "Love is all around", citando a Wet wet wet.
La historia arranca hacia la mitad de la década de los 50 del siglo XIX, época en la que el botanista Joseph Dalton Hooker insistía a Darwin para que hiciera pública la idea que éste comparaba con "confesarse culpable de asesinato".
La película, basada en el libro de 2008 La caja de Annie de Randal Keynes, tataranieto de Darwin, deja bastante claro cómo aquellos no eran precisamente los mejores años del naturalista. La reciente muerte de su hija favorita, Annie, la apertura de sus ojos a la cruel realidad de la vida y la muerte, el conflicto religioso que le suponía ser consciente de sus descubrimientos, su crisis matrimonial debido a esto mismo y, como consecuencia de todo, el empeoramiento de los síntomas de su misteriosa enfermedad (posiblemente el "mal de Chagas") tenían a Charles sumido en la desesperación.
De la mano de Creation vamos conociendo, a través de multitud de flashbacks, el intenso amor de Darwin por su hija, así como la ternura de algunas anécdotas de sus viajes e investigaciones: la vuelta a casa de unos fueguinos en el H.M.S. Beagle, y la presentación de la pequeña orangután Jenny. El indiscutiblemente imprescindible entusiasmo por la observación queda plasmado constantemente en decenas de detalles (un dibujo, un bandada de pájaros, un fósil, un embrión, un gusano...) que nos cautivan, nos toman de la mano y nos sumergen en la mente multidisciplinar del genio, una sensación similar a la que, personalmente, tuve mientras leía el libro cuya finalización es también la conclusión de la película.
No voy a hacer una crítica de cine al uso, por lo que no entraré en comentar las habilidades del director, Jon Amiel, ni las excelentes dotes del protagonista, Paul Bettany, quien ya tenía experiencia como naturalista de ficción en Master and Commander; tampoco profundizaré en los datos inexactos, que los hay, como la prematura convicción evolucionista de Huxley; me basta con que se dé a conocer que Darwin está presente también entre el gran público un siglo y medio después.
Por último, también me alegra que el final se presente de un modo aséptico, sin discursos solemnes, como en toda la película, pero también sin mensajes abiertos de divinidad a los que este tipo de películas nos tienen acostumbrados... simplemente el manuscrito de El origen de las especies, aquello concebido sólo como "un resumen", de camino a la imprenta. Y es que esos mensajes habrían tenido poca cabida, porque posiblemente sea cierto que Darwin fue un asesino: aventajó a Dios en 5 días.
"Mientras este planeta ha ido girando según la constante Ley de la Gravitación, se han desarrollado y se están desarrollando, a partir de un principio tan sencillo, infinidad de formas las más bellas y portentosas".
Últimas palabras de El origen de las especies - Charles Robert Darwin (1809-1882)
P.S.: Independientemente de que surjan o no algunas cuestiones antes, anticipo que abordaré de nuevo la evolución cuando termine de leer el último libro de Richard Dawkins, El mayor espectáculo sobre la Tierra; voy poco a poco (gradualmente), pero necesito más tiempo.
1 comentario:
Una película llena de escenas y detalles cautivadores, la permanencia y fuerza de su hija, hojas de árbol inundando una habitación, la pequeña hermosita Jenny... y los flashbacks de Annie durante su tratamiento a la par que Darwin lo vivía de nuevo por ambos (secuencia que particularmente me encantó).
Esperé por horas para poder leer esta entrada, y debo decirte, Jaguar, que valió enteramente la pena.
Gracias por verla junto a mi.
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