domingo, 11 de septiembre de 2011

Una vida de conspiraciones y diez años de teorías conspirativas

       Si a alguien se le había olvidado, encended el televisor y recordad que hoy se cumplen diez años del mayor atentado sufrido en Estados Unidos.

       Recuerdo haber vivido aquella tarde memorable de Matías Prats con intranquilidad, aunque algunos detalles de la historia han quedado en el olvido, como las posteriores amenazas a organismos oficiales con esporas de Bacillus anthracis (Cohn, 1872) (la bacteria del carbunco, en español), aquel coche-bomba del que se habló en principio cerca de la Casa Blanca y esas entrevistas iniciales a testigos del 11-S en que decían haber oído fuertes explosiones en los sótanos del World Trade Center y haber visto gente subir herida hacia los vestíbulos.

       Hay un universo de detalles que durante los últimos diez años han alimentado una teoría conspirativa. Según esta, el ataque a las torres gemelas habría sido orquestado por el propio gobierno de Estados Unidos para reforzar la imagen de George Bush como líder y para justificar ante la opinión pública la guerra contra Afganistán (conocida oficialmente como "Operación Libertad Duradera", pero que, si hacemos algo de memoria, durante los primeros días se había llamado "Operación Venganza Infinita") y, posteriormente, Iraq.


       Sea como fuera, la historia parecía repetirse. Hagamos repaso de algunas de las guerras en las que Estados Unidos ha participado en la Edad Contemporánea:
  • En 1898, en plena revolución cubana por su independencia de España, Estados Unidos envió a La Habana el USS Maine sin previo aviso. Poco después este barco estalló, lo que valió para declarar la guerra a España. Años después, unos documentos desclasificados por Estados Unidos apuntaron a que aquella explosión había sido provocada por su propio ejército, estando la mayoría de oficiales asistiendo a un evento organizado por los españoles.

  • En 1915, durante la Primera Guerra Mundial, fue enviado desde Estados Unidos a Europa el barco británico de pasajeros RMS Lusitania. Antes, el gobierno alemán había publicado en el New York Times un comunicado en el que advertía que el barco iba a atravesar una zona en guerra; aun así el crucero tuvo lugar y efectivamente fue hundido, lo que valió para declarar la guerra a Alemania.

  • En 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, la base militar estadounidense de Pearl Harbor fue atacada por aviones japoneses, lo que valió para declarar la guerra a Japón. Aunque este ataque siempre ha sido enseñado como sorpresa, lo cierto es que el gobierno americano había sido avisado tres días antes por los servicios de inteligencia australianos. Además, durante los meses previos, Estados Unidos había efectuado bloqueos comerciales sobre Japón y prestado ayuda militar y económica a sus enemigos, lo que encaja con un documento desclasificado en 2001, en el que el entonces presidente Roosevelt declaraba "la cuestión es cómo deberíamos manejarles para que ataquen primero".

  • En 1964, dos barcos militares estadounidenses fueron hundidos en el Golfo de Tonkin, lo que valió para declarar la guerra a Vietnam del Norte. Años después, el que había sido Secretario de Defensa declaró que aquel episodio había sido "un error" y que jamás había tenido lugar.
       Esta trayectoria bélica deja a Estados Unidos en el punto de mira de la fábula del pastor y el lobo.

       Para determinar si hay una conspiración suele usarse la regla epistémica cui bono, es decir, ¿quién se beneficia? Está claro que entrar en una guerra cuesta dinero a un gobierno, que se ve forzado a pedir préstamos a los bancos centrales. Dure lo que dure una guerra, normalmente hay intereses económicos en los recursos y/o en las empresas del enemigo, así como en las reconstrucciones y en la industria armamentística, por lo que, por regla general, una invasión rápida es más barata a corto plazo pero deja menos beneficios en el futuro. Si tenemos en cuenta que en todos estos casos, entre los hombres del gobierno, los empresarios y los banqueros hay miembros de las mismas familias, parece evidente quiénes se benefician.

       No obstante, podemos responder a esto de un modo parsimonioso: teniendo en cuenta la distribución de la riqueza a nivel mundial (el 10% de la población acapara el 90% del dinero), no es de extrañar que los mismos nombres aparezcan en diferentes ámbitos de poder económico; incluso no es de extrañar que apellidos como "Bush" e "Ibn Ladin" (Bin Laden para los medios) aparezcan en las juntas directivas de las mismas empresas, como Carlyle. Por ejemplo, en España no nos sorprendemos si el presidente de un equipo de fútbol tiene influencia política o empresas inmobiliarias; o si un ex-presidente del gobierno con peso ideológico en su partido tiene fundaciones a nivel internacional.

       En esta línea está la otra regla epistémica a considerar en estas teorías: la Navaja de Occam, que en este tema recomienda no atribuir a una conspiración lo que puede deberse a una incompetencia. Y en el caso del 11-S hubo una gran incompetencia en el Sistema de Defensa Aérea de Estados Unidos, un equipo de cazas especializado en anular aviones secuestrados, que en el año 2000 había tenido un 100% de efectividad en sesentaisiete avisos (en tiempos inferiores a diez minutos), y que en 2001 falló presumiblemente cuatro veces en un mismo día (sin una sola salida hasta ochenta minutos después de la alerta).

       Que esta y otras incompetencias fueran promovidas por los intereses mencionados es algo muy difícil de determinar, también porque nos cuesta asumir que la moral de una persona, por poderosa que sea, pase por manejar la vida de la gente de un modo tan fatídico. Sin embargo, nuestra psicología nos vicia a decantarnos por buscar conexiones ocultas ante fenómenos trascendentales; como apuntó Carl Sagan, ante descubrimientos extraordinarios el público espera explicaciones extraordinarias.

       La misma Navaja de Occam, primordial en ciencia, como ya he dicho, recomienda siempre recurrir a explicaciones sencillas, pero suficientes para atar todos los cabos. Sin embargo, en este caso sigue habiendo cabos sin atar, me voy a centrar en uno: la caída de las torres gemelas.

       Preguntando a ingenieros y arquitectos, he sabido que las altas temperaturas alcanzadas tras los impactos de los aviones fueron suficientes para fundir la viga maestra, que era de acero. El tiempo de caída de los edificios fue prácticamente el mismo que el de una caída libre, lo cual puede ser explicado por el peso colosal de esas construcciones. Pero hay algo que aun no me parece razonable; no voy a enlazar ningún vídeo del momento para no herir sensibilidades, pero, si la viga maestra se fundió en el punto del impacto, ¿por qué las torres cayeron desde su base? (*Nota: releer el final del segundo párrafo)

       Creo que cuestiones de ese y otros tipos deberían resolverse, no así teorías que hablan de proyectiles en lugar de aviones; hay quienes todavía hacen referencia a algún reportero, que en un principio dijo "misiles". Aquí la evidencia visual es indiscutible y los nervios del momento pueden llevar a esas confusiones.

       Como conclusión, no pretendo defender una teoría conspirativa, sino plantear algunas preguntas que probablemente tengan respuesta pero que aun no ha sido dada por la versión oficial. Habrá quien piense que mi discurso es malicioso y lingüísticamente determinista; sin embargo, veámoslo de este modo: en una investigación, la labor del científico no es demostrar una teoría, sino ponerla a prueba, buscar limitaciones y fallos y proponer una teoría más completa, si procede; por ejemplo, cuando Einstein revisó la Ley de Gravitación Universal de Newton, no estaba siendo "conspiranoico", sino que buscó explicaciones más satisfactorias para los cabos que la teoría anterior dejaba sin atar.


P.S.: No he hablado de la autoría de Al-Qaeda, no por alimentar una conspiración, sino porque era fácil para Estados Unidos determinar la culpabilidad de la red de células terroristas y sus cabecillas, puesto que en los años 80 la CIA había encargado a uno de sus colaboradores (Usama Ibn Ladin) elaborar una base de datos (Al-Qaeda significa "la base") de los guerreros mujahidines que participaban en la lucha contra la URSS; y en la primavera de 2001, George Bush ya estaba informado de que ese antiguo colaborador pretendía atentar con aviones contra el World Trade Center... una incompetencia más.

1 comentario:

BioSamu_ dijo...

POST RECTIFICADO EN http://zabuscanni.blogspot.com/2011/10/posts-que-jamas-debi-haber-publicado.html

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