Me he dado cuenta de otro de los grandes engaños de la sociedad moderna, veréis como tengo razón.
Parece que todos tenemos bien asumido que el derecho a una vivienda digna es un derecho constitucional, al menos así está recogido en el Artículo 47 de la Constitución Española. ¿Lo tenemos bien asumido? Bueno, al menos lo repetimos continuamente (sobre todo en tiempos de crisis) como una consigna, pero hay algo que se nos pasa por alto. Existe un grupo de empresas, constituyentes del sector inmobiliario, que se dedica a comerciar con ese derecho, poniendo los precios que ellos quieren. Y lo entendemos como un mal necesario, la única vía para poder vivir bajo un techo.
¿Acaso no nos hemos dado cuenta de que existen otras formas de tener techo? La naturaleza nos ofrece sus recursos de forma directa sin necesidad de pasar por esos intermediarios. Se puede vivir perfectamente en una cueva o en una chabola, así como vivían nuestros antepasados tan felices y sanos, sin ninguna otra necesidad... pero claro, a los arquitectos no les interesa.
A los arquitectos les conviene que compremos casas, porque así es como se enriquece la industria inmobiliaria, cuando podríamos vivir igualmente cómodos con las cuevas; la arquitectura es la mayor fábrica de "sintechos".
Si llegados a este punto, hay gente que está de acuerdo con esa frase en negrita, significaría que mi poder de convicción es extraordinario. Y para la gente que piense que me estoy volviendo loco... efectivamente, he "troleado" mi propio blog.
Si esa frase resulta absurda a todas luces, ¿por qué, sin embargo, a muchos les parece razonable cuando cambiamos algunos conceptos? Concretamente voy a cambiar los conceptos que deliveradamente he puesto en cursiva... y la aseveración quedaría tal que así:
A los MÉDICOS les conviene que compremos MEDICAMENTOS, porque así es como se enriquece la industria FARMACÉUTICA, cuando podríamos vivir igualmente SANOS con las MEDICINAS ALTERNATIVAS; la MEDICINA CONVENCIONAL es la mayor fábrica de ENFERMOS.
Es un "argumento" muy habitual que esgrimen los defensores de las "medicinas alternativas" frente a razonamientos como los expuestos en el último post de Escépticos en Amazings y el primero de Feniletrina en Iguanamarina. En la confusión entre la medicina, que es una ciencia aplicada, y la industria farmacéutica, que es un sector empresarial, está la clave.
La medicina, y concretamente la rama de la farmacología, se basa en estudios que siguen rigurosamente el método científico de observación y experimentación. Cuando se fabrica un medicamento, sabemos cómo funciona y qué efectos tiene, ya que ha sido puesto a prueba con un nivel de significación estadístico. Del mismo modo, la arquitectura es una técnica que aplica el conocimiento científico a la edificación.
La actividad de las empresas es otra cuestión. ¿Es cierto que la industria farmacéutica se lucra con la producción de medicamentos? Obviamente sí, pero pensemos, ¿acaso la industria de las "medicinas alternativas" no se lucra con la homeopatía, la acupuntura, la reflexología podal, la osteopatía, etc.? La diferencia es que el producto que venden unos es el resultado de la investigación científica, y el producto que venden los otros es el resultado de cientos y hasta miles de años de desconocimiento de causas y consecuencias.
Hay quienes exponen, y tienen razón, que muchos medicamentos utilizan sustancias naturales; sin embargo, van más allá diciendo que entonces no habría diferencia entre someterse a un tratamiento médico y acudir directamente a la planta que tiene el principio activo. En primer lugar, cuando tenemos un fármaco conocemos la dosis exacta de principio activo que hemos de administrar, lo que no se puede controlar en una infusión de hierbas, porque las concentraciones son variables. En segundo lugar, el principio activo no lo es todo; una infusión de hierbas tiene además otras sustancias que pueden interferir en la farmacodinámica incluso de un modo nocivo; en un fármaco, además de que no existen esas sustancias, sí están presentes otras, como excipientes y potenciadores, que facilitan e incrementan la acción del principio activo. Volviendo a la arquitectura, tener un techo no es suficiente, sino que también es importante que haya paredes y puertas y que no haya filtraciones.
En definitiva, si el "argumento" en contra de la medicina alopática es el mercantilismo, en realidad no es una crítica a una disciplina de la ciencia, sino una crítica general a un sistema económico, que permite poner precio a un determinado fin. Las industrias farmacéutica e inmobiliaria quizás no existirían en otro modelo de economía, pero la ciencia y la arquitectura seguirían funcionando igual.
¿Acaso no nos hemos dado cuenta de que existen otras formas de tener techo? La naturaleza nos ofrece sus recursos de forma directa sin necesidad de pasar por esos intermediarios. Se puede vivir perfectamente en una cueva o en una chabola, así como vivían nuestros antepasados tan felices y sanos, sin ninguna otra necesidad... pero claro, a los arquitectos no les interesa.
A los arquitectos les conviene que compremos casas, porque así es como se enriquece la industria inmobiliaria, cuando podríamos vivir igualmente cómodos con las cuevas; la arquitectura es la mayor fábrica de "sintechos".
Si llegados a este punto, hay gente que está de acuerdo con esa frase en negrita, significaría que mi poder de convicción es extraordinario. Y para la gente que piense que me estoy volviendo loco... efectivamente, he "troleado" mi propio blog.
Si esa frase resulta absurda a todas luces, ¿por qué, sin embargo, a muchos les parece razonable cuando cambiamos algunos conceptos? Concretamente voy a cambiar los conceptos que deliveradamente he puesto en cursiva... y la aseveración quedaría tal que así:
A los MÉDICOS les conviene que compremos MEDICAMENTOS, porque así es como se enriquece la industria FARMACÉUTICA, cuando podríamos vivir igualmente SANOS con las MEDICINAS ALTERNATIVAS; la MEDICINA CONVENCIONAL es la mayor fábrica de ENFERMOS.
Es un "argumento" muy habitual que esgrimen los defensores de las "medicinas alternativas" frente a razonamientos como los expuestos en el último post de Escépticos en Amazings y el primero de Feniletrina en Iguanamarina. En la confusión entre la medicina, que es una ciencia aplicada, y la industria farmacéutica, que es un sector empresarial, está la clave.
La medicina, y concretamente la rama de la farmacología, se basa en estudios que siguen rigurosamente el método científico de observación y experimentación. Cuando se fabrica un medicamento, sabemos cómo funciona y qué efectos tiene, ya que ha sido puesto a prueba con un nivel de significación estadístico. Del mismo modo, la arquitectura es una técnica que aplica el conocimiento científico a la edificación.
La actividad de las empresas es otra cuestión. ¿Es cierto que la industria farmacéutica se lucra con la producción de medicamentos? Obviamente sí, pero pensemos, ¿acaso la industria de las "medicinas alternativas" no se lucra con la homeopatía, la acupuntura, la reflexología podal, la osteopatía, etc.? La diferencia es que el producto que venden unos es el resultado de la investigación científica, y el producto que venden los otros es el resultado de cientos y hasta miles de años de desconocimiento de causas y consecuencias.
Hay quienes exponen, y tienen razón, que muchos medicamentos utilizan sustancias naturales; sin embargo, van más allá diciendo que entonces no habría diferencia entre someterse a un tratamiento médico y acudir directamente a la planta que tiene el principio activo. En primer lugar, cuando tenemos un fármaco conocemos la dosis exacta de principio activo que hemos de administrar, lo que no se puede controlar en una infusión de hierbas, porque las concentraciones son variables. En segundo lugar, el principio activo no lo es todo; una infusión de hierbas tiene además otras sustancias que pueden interferir en la farmacodinámica incluso de un modo nocivo; en un fármaco, además de que no existen esas sustancias, sí están presentes otras, como excipientes y potenciadores, que facilitan e incrementan la acción del principio activo. Volviendo a la arquitectura, tener un techo no es suficiente, sino que también es importante que haya paredes y puertas y que no haya filtraciones.
En definitiva, si el "argumento" en contra de la medicina alopática es el mercantilismo, en realidad no es una crítica a una disciplina de la ciencia, sino una crítica general a un sistema económico, que permite poner precio a un determinado fin. Las industrias farmacéutica e inmobiliaria quizás no existirían en otro modelo de economía, pero la ciencia y la arquitectura seguirían funcionando igual.
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