Guía práctica para el represor del siglo XXI

       En el primer aniversario del Movimiento 15-M estamos presenciando claramente una de esas etapas que se suelen diseccionar en los libros de historia varias décadas después. En momentos de crisis económica, altas tasas de desempleo, injusticia social y descontento de la población se suelen radicalizar las posturas. Y esto no ocurre porque sí, sino porque unos empiezan a echarse la culpa a los otros, la brecha se va abriendo, los medios de comunicación se van volviendo cada vez más parciales y arrastran consigo a miles de seguidores. 

       La historia nos dice que en momentos así ha habido ascensos de partidos extremistas (de un signo u otro) e incluso de dictaduras en diversos países. No puedo decir que una cosa lleve irremediablemente a la otra, pero la probabilidad es bastante alta. De acuerdo que no me gusta ser amigo de etiquetas e incurriría en un error al dejarme llevar por ellas, pero creo que el caso del partido griego "Amanecer Dorado" es simultáneamente paradigma y estereotipo de lo que estoy explicando.

Quizás la imagen sea capciosa y sesgada haciendo representativo un momento puntual, pero la intimidación y el gesto de enfado son típicos en el lenguaje corporal de las figuras autoritaristas. Los medios de comunicación suelen incidir en lo mucho que recuerda el símbolo del partido "Amanecer Dorado" a la cruz gamada dextrógira o esvástica (un símbolo con más de 10 000 años adoptado y popularizado por los nazis como augurio de buena fortuna), potenciando su ímpetu las dos ramas arqueadas de laurel, al modo de los emperadores romanos. Si somos parsimoniosos diríamos que al fin y al cabo es una simple greca rodeada por un símbolo típicamente mediterráneo... pero si combinamos eso en color negro sobre una bandera roja y recordamos Nikolaos Michalondiakos (el secretario general del partido, para no decir "líder") es un neonazi declarado, relacionado con grupos paramilitares y que defiende expulsar a los inmigrantes de su país... se genera una Gestalt con una tendencia bastante clara hacia el fascismo nacionalista conservador militarizado.

       Habíamos quedado en que el autoritarismo no es buena estrategia a largo plazo, por mucha fuerza con la que irrumpa en principio, la gente se cansa, se organiza y el "dueño y señor" acaba perdiendo poder, así que si es que este partido griego consigue algo, no será por mucho tiempo. Las represiones acaban teniendo un efecto contrario al pretendido y no podemos caer en el error de estos señores con un modus operandi tan del siglo XX. Así que, he aquí algunas medidas que se pueden tomar para ser "el perfecto represor del siglo XXI":

1. "Un pueblo que no sabe leer y escribir es un pueblo fácil de engañar". Esta consigna de Ernesto Guevara se traduce en la actualidad a que la ignorancia nos hace maleables. Así que si eres un líder político y quieres mantener tu posición durante más tiempo, empieza por hacer sucesivos recortes en materia de educación. Y si se puede fomentar la privatización, mejor; así podrás dejar la formación de las futuras generaciones en las empresas que te apoyan; de cara al público, eso es mejor que encargarte tú mismo, lo que podría ser visto como adoctrinamiento fascista.
   
   Además, puedes convencer a la gente de que la "Sociedad de la Información" es buena per se; si utilizas la palabra "democracia" la gente no sospechará, y a través de la "democratización de la información", la población se podrá saturar de mitos y mentiras; la información "oficial" ya no estará en manos de unos pocos (lo que da sensación de elitismo), sino que ahora podrá hablar cualquier charlatán... utiliza eso a tu favor.
   
   
2. Créate un enemigo y ridiculízalo. Al fin y al cabo todo el mundo se cree que solo hay dos bandos. Debes hacer creer a la gente que quienes piensan diferente a ti, en realidad no buscan hacer propuestas útiles, sino destrozar el país... por algún motivo, afortunadamente para ti, nadie se planteará por qué tus enemigos quieren hacer tal cosa, al fin y al cabo son los malos. Si las cosas van mal, siempre puedes decir que es por culpa de los otros... y puedes convencer a la gente utilizando la típica estrategia de adoctrinamiento de la mera repetición de ideas con las mismas palabras, la población acabará interiorizando el mensaje.
   
   Las pancartas, las consignas y los himnos son cosas del pasado, pero piensa que en su día fueron útiles por lo fácil que entraban en la mente de las personas... así que como ahora todo el mundo está enfadado, la mejor forma de convencer es usando el sentido del humor. Si eres conservador, siempre podrás decir que tus rivales son unos hippies porreros que no han dado un palo al agua en su vida, que no se duchan y que no saben ni hablar, pero aun así piden dinero y vivienda digna "porque es su derecho". Si eres progresista, podrás decir que tus rivales son los muñecos Barbie y Ken, que se lo han encontrado todo dado, que no saben hablar sin decir "o sea" y que piensan que quien no tiene una vivienda digna es porque no quiere trabajar. Desde ese momento, podrás reírte de un antisistema con teléfono móvil de última generación (porque todo el mundo sabe que los de izquierdas no utilizan nuevas tecnologías) o de un pijo que compre en el Mercadona (porque todo el mundo sabe que los de derechas solo quieren marcas caras)... para conseguir esto puede ser de mucha ayuda la primera medida.
    
3. Si la gente se queja, no los reprimas. Esto puede parecer contraintuitivo, porque la represión es muy útil; sin embargo, la idea es alargar tu posición. Valiéndote de la segunda medida, puedes usar un argumento Ad hominem y decir, como quien no quiere la cosa, "¿qué se puede esperar de esa gente?"; de esta manera obligas al contrario a iniciar su discurso con una aserción negativa, algo que es poco hábil socialmente.
   
   A continuación puedes silenciar esas quejas; esto te resultará fácil, ya los has ridiculizado, así que no merece la pena seguir escuchando, al fin y al cabo son cuatro gatos... y hay Eurocopa pronto, los franceses se siguen riendo de Nadal, las temperaturas suben y las suecas vienen a Ibiza en bikini.
    
4. Las modas pasan. Ya pasó con el rock, la gente se sigue quejando, pero eso es solo una fiebre temporal que les ha dado; puesto que ya les habías ridiculizado (paso 3), la población se acabará acostumbrando a "esos cuatro energúmenos" y entonces tú podrás decir "vale vale, ya os habéis quejado un rato, ahora fuera de aquí, que os estáis pasando". Esto no es represión, porque como ya antes les has hecho enfadar, ahora solo prohíbeles que sigan quejándose en el lugar habitual... porque afecta al turismo, porque las tiendas no venden o porque hay una alineación planetaria, así luego podrás usar los medios para decir "han perdido su bastión emblemático, se han dividido, debilitado y difuminado".
    
5. Da el golpe de gracia. Ahora es el momento de atacar, porque la población ya te apoya. No digas que "tus enemigos" perdieron el rumbo, di sencillamente que nunca lo tuvieron. Aquí además se puede dar una paradoja increíble: podrás decir textualmente que las peticiones de tu enemigo no son concretas, a pesar de que tú mismo fuiste quien lo estereotipó, y tu crítica ni siquiera necesita estar argumentada concretamente.
   
   Si tienes destreza, incluso podrás maquillar algo tan objetivo como los números: pura interpretación eligiendo las palabras precisas. Por ejemplo, si una encuesta indica que el 58% de la población piensa que el 15-M puede revitalizar la democracia (datos publicados en El Mundo en septiembre de 2011), utiliza la palabra "solo" en "solo la mitad de la población apoya al 15-M"... y si tienes la suerte de repetir la encuesta en mayo de 2012 y te sale un 42%, podrás decir "... y además están perdiendo apoyo". Aunque te resulte extraño, funciona; recuerda que ya has pasado por la primera medida, la gente no se dará cuenta de que la mitad de la población es bastante gente de acuerdo.

P.S.: Esto es un panfleto, pero a los periódicos (a todos) les funciona esta forma de proceder. Lo que sí voy a reivindicar, aprovechando esta fecha para ver si el 15-M también se hace eco, es aquello que ningún partido político en España ha querido ver y que se puede resumir de dos modos muy gráficos.