martes, 6 de diciembre de 2011

In time, cuando el tiempo es oro

       Imaginad una sociedad en la que las personas tengan que hipotecar sus vidas continuamente para conseguir bienes y servicios. Imaginad una sociedad en la que las personas deban decidir en qué invertir lo que tienen, porque no tienen para todo lo que necesitan. Imaginad una sociedad en la que unos grupos de personas puedan pagar por todo lo que quieran a costa de quienes no tienen más remedio que vivir al día.

       Efectivamente, esa es nuestra sociedad actual. En nuestra sociedad actual todos tenemos que pagar para conseguir las necesidades que nos permitan vivir; en nuestra sociedad actual debemos decidir comprar unas cosas u otras atendiendo al precio y a nuestras necesidades primordiales; en nuestra sociedad actual hay ricos, porque también hay pobres. Y los creadores de "In time" (Andrew Niccol, 2011) han hecho un ejercicio de reduccionismo con esas premisas, saltándose el dinero como intermediario y añadiendo ciertas dosis de ciencia-ficción.



       En la sociedad reflejada en esta película, las personas, como resultado de una manipulación genética cuyo origen ni se presenta ni se cuestiona, solo envejecen hasta los veinticinco años, momento en que se pone en marcha una cuenta atrás de un año; a partir de ese momento, se las tienen que arreglar para conseguir más tiempo, trabajándolo, ganándolo y robándolo, y se tienen que enfrentar a sus gastos diarios... que se pagan con tiempo de vida. En la sociedad reflejada en esta película las personas viven en diferentes ciudades según sea su acceso a conseguir más tiempo de vida.

       Por una casualidad de la vida, Will Salas (Justin Timberlake), ciudadano de un gueto, consigue más de un siglo de vida y le es revelado el secreto del funcionamiento del sistema. En un arranque de justicia, al más puro estilo Robin Hood, se propone viajar a New Greenwich (un nombre curioso tratándose de zonas horarias), la ciudad más rica, para robar tiempo y regalarlo a los menos favorecidos. En su viaje se cruza la hija (Amanda Seyfried) del mayor "banquero de tiempo" de la ciudad, que decide acompañarle, empujada por el amor y el afán por hacer la locura que la tranquilidad de la vida eterna no le permite. Ambos inician una aventura como si fueran Bonnie y Clyde, perseguidos por un "guardián del tiempo" (Cillian Murphy), una especie de policía encargado de mantener el orden del sistema.

       El director de la cinta, como ya hizo en "GATTACA" (Andrew Niccol, 1997) y en "El Show de Truman" (Peter Weir, 1998) utiliza un lenguaje cinematográfico para hacer una crítica al control y el determinismo social de nuestro sistema capitalista, utilizando una caricatura extrema, que no por ello especialmente desvirtuada. También como en esas otras películas, pone como protagonista a un personaje desfavorecido que descubre el pastel y se enfrenta heroicamente a los grandes depredadores de su sociedad, en un ejercicio de superación personal y promesa de éxito que curiosamente el mismo capitalismo también imprime en su (y nuestro) código de valores.

       Lo que sí está vergonzosamente desvirtuado en esta película es el live motive de quienes manejan el sistema capitalista del tiempo: la Selección Natural (citada, al igual que Darwin, en varios momentos). Quizás me meta en camisas de once varas al hacer esta suposición, pero tiendo a pensar que Andrew Niccol está movido por motivos religiosos de vertiente evangélica o bien mormona, puesto que utiliza la misma falacia de "hombre de paja" al abordar el concepto de la evolución.

       El así llamado "capitalismo darwiniano", o "ley del más fuerte", al que Niccol critica en su película una vez más, nada tiene que ver con la evolución, con la Selección Natural ni con Darwin. La Selección Natural es el mecanismo principal por el que evolucionan las formas orgánicas, que consiste en la reproducción diferencial de los seres vivos mejor adaptados a su entorno, pero Darwin habló de "adaptación", no de "fuerza", "poder" ni "supremacía", ni ningún biólogo argumenta que la sociedad deba regirse por la "ley del más fuerte". De hecho, los patrones de altruismo y cooperación en los seres vivos, algo diametralmente opuesto a esa "ley", son perfectamente conocidos en términos de Selección Natural, gracias a los trabajos de John Maynard Smith, Peter Hamilton y Richard Dawkins, quienes siguieron la línea argumentativa del filósofo, geógrafo y naturalista ruso Piotr Kropotkin. La idea es la siguiente: si cooperar con otro individuo de la misma o diferente especie reporta beneficios que no se podrían obtener en solitario compitiendo contra ese otro individuo, la cooperación en sí misma es una buena estrategia; de forma que los individuos que, de forma innata, tiendan a cooperar estarán mejor adaptados que los que compitan entre ellos. Si hay que buscar un origen de la "ley del más fuerte", hay que remontarse un poco antes de Darwin, al demógrafo Thomas Robert Malthus, que sí propuso restricciones a las clases más pobres para limitar su crecimiento y no ser una carga social.

       Como conclusión puedo decir que mi opinión sobre el argumento de esta película está nublada por la crítica técnica que acabo de hacer. Estoy de acuerdo con que el cine busca el entretenimiento, pero ese meme distorsionado también queda ahí, y es lo que me desilusiona de una película que con tantas ganas esperé desde que vi por casualidad su trailer.


P.S.: Una vez terminadas estas palabras me he tomado la molestia de poner a prueba mi suposición sobre las hipotéticas motivaciones religiosas de Andrew Niccol, puesto que son ya varias las películas suyas en las que recrea una sociedad sin discriminación religiosa pero sí genética, basada en una supuesta ciencia. Lo que he encontrado es que en 1998 el novelista mormón Benson Young Parkinson ya analizó el personaje de Truman como si fuera Jesucristo; no estoy muy desencaminado.

3 comentarios:

Elvi dijo...

La veremos! Tiene una pinta estupenda :), aunque a mi me ocurre lo mismo, una cosa es la ciencia ficción y otra los patinazos magico-religiosos.

Bel Kira dijo...

El egoísmo extremo del profreso y la ciencia, una vez más machacado por el cine...aaaggg...
Bueno, de todos modos la veré.
Si se ciñeran a hacer una peli de verdad de 'adaptación y supervivencia' sería sobre un mundo todo dominado por Pseudomonas, y claro, eso no vende tanto... xD

BioSamu_ dijo...

Cuidado, Bel, no me spoilees ;)¡Pero si ya vivimos en un mundo dominado por Pseudomonas, nematodos e insectos!

Por cierto, Elvi, me tienes que recordar el nombre de esa película en la que encuentran a Lucy en una excavación arqueológica en Marte :P

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