martes, 1 de noviembre de 2011

¡Pero qué cosa!

       Recientemente he tenido la oportunidad de ver en el cine una de esas cintas que están tan de moda últimamente: una precuela; en este caso fue "La cosa" (Matthijs van Heijningen Jr., 2011), como ya he dicho, una precuela de la película con el mismo nombre, "La cosa" (John Carpenter, 1982).



       En principio no vi mucha miga sobre la que abordar esta película en mi blog, pero posteriores conversaciones con mi amiga S.Z. me han hecho reflexionar acerca de algunos puntos que considero destacables:
  • El tema del descubrimiento de una nave extraterrestre en la Antártida y un alienígena congelado cerca de ella nos saca de la ciencia y nos mete en la ciencia-ficción, de acuerdo. Sin embargo, para mantener la palabra "ciencia" en la descripción hay que dejar ahí un grupo de científicos. Yo me pregunto, si estamos hablando de naves y extraterrestres congelados (que no fosilizados), ¿por qué contratan a una paleontóloga?

  • La cuestión de la ambientación también me intriga un poco. Si se supone que la historia transcurre en la Antártida, ¿por qué las imágenes del cielo son las típicas del hemisferio norte? Llamadme friki si queréis, pero ¿a que a todos nos resultaría extraño una imagen de la Antártida con la gente en mangas cortas? ¿Por qué? Porque todos sabemos que en la Antártida hacer frío, ¿pero acaso no sabemos que el cielo es diferente en ambos hemisferios?

  • Resulta cuanto menos curioso el detalle de una nueva función vital, descrita en este ser vivo alienígena: que sus células imiten a las células de otros seres vivos.

  • Y hay otro asunto que me tiene intrigado sobre muchas películas de alienígenas. A ver, yo no soy un experto en la materia... nunca he visto un extraterrestre (ni nadie) y a lo mejor me meto en camisas de once varas, pero... ¿cómo unas criaturas con forma de cucaracha gigante, que solo se dedican a devorar, son capaces de desarrollar, construir y manejar una tecnología capaz de cruzar una galaxia y llegar hasta la Tierra?
       Además, centrándome ahora en el ocio, debo decir, desde mi humilde opinión, que en esta ocasión, la acción y los efectos especiales han desplazado la tensión psicológica que caracterizaba a la película antigua; si tuviera que recomendar, mejor optad por la de Carpenter.

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